Madre 54

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LALI:

    La noticia de la muerte de Isa nos conmocionó a todos. En realidad, lo esperábamos. Estaba muy mal, muy enferma, y probablemente el fin de la enfermedad estaba cerca. Pero al menos, la muerte había sido rápida y poco dolorosa. Aquel día, fui directamente a la iglesia junto con mi madre. Alle aún estaba con su padre, así que les vi aparecer junto con Camila a los dos en el lugar.

    —¡Mami! —chilló al verme.

    —Enana —dije sonriente—. ¿Cómo estás?

    —Bien —me dijo sonriente.

    —¿Cómo la pasaste con papá?

    —Me escapé y Camila me encontró.

    A Peter se le puso cara de estúpido en ese mismo momento y a mí me entraron ganas de matarlo.

    Sí, ganas de matarlo, otra vez.

    —¡Qué lindo! —exclamé—. ¡Qué bien cuidas a nuestra hija! Y vos —miré a Camila—, me encanta que te entrometas en la vida de mi hija. Me parece muy lindo.

    —Yo solo le encontré —respondió ella, con un tono mucho más calmado que el mío.

    —Claro, vos la encontraste de casualidad... De pura casualidad. Que lindo...

    Pero entonces, mi madre me agarró del hombro y me dirigió una mirada de: "o paras o te vas". Así que me callé.

    —Después tenemos que hablar de todo esto —le dije a Peter—. No te creas que por ser un velatorio te vas a librar de haber cometido semejante irresponsabilidad.

    —Por supuesto —me respondió él—. Y lo siento.

    —Ya hablarán, ¿si? —dijo Camila. Y entonces, la miré fijamente. Tenía los ojos muy hinchados, y la cara roja.

    —Lo siento —la dije, obviamente, refiriéndome al fallecimiento de su hermana. Sabía que durante el transcurso de sus vidas no habían tenido una gran relación, pero, ¡era su hermana! Y yo había sido una maleducada por no decirla nada por culpa del idiota de Peter—. Perdón por no haberte dicho nada antes pero...

    —No te preocupes. Entiendo que es tu hija, eso es lo primero en lo que siempre debes de pensar.

    —Lo siento de verdad —repetí.

    —Gracias.

    Senté a la nena entre mi madre y yo. Vimos a mucha gente pasar, algunos caras conocidas, otros caras desconocidas. Hasta que la demoniaca Claudia Vargas apareció en la iglesia. Junto con Ava, la hija de Brenda.

    Miré para otro lado y la dije a Alle:

    —Ignórala. Esa mujer no forma parte de tu vida. No la digas nada, no sé ni siquiera como se atreve a aparecer. No se habla con su hijo...

    —La gente es muy estúpida mi amor —comentó mi mamá—. Esperemos, que seguramente haga un show.

    Alle se mordió el labio y me agarró de la mano. Noté que temblaba, esa mujer la causaba un alto grado de nerviosismo.

    —No sé como a día de hoy todavía sigue suelta por la calle. No debería, debería estar encerrada en una prisión lo más lejos que fuera posible de la sociedad —dije enojada.

    —Hay gente con suerte, cariño —dijo mi mamá—. Y Claudia Vargas es una de ellas.

    Suspiré. Y mi vieja tuvo razón. Claudia hizo su típico show. Cuando Bautista apareció, después de que todos sus familiares, amigos y conocidos le dijeran que lo sentían mucho —yo entre ellos—, su vieja lo abrazó, actuando muy bien. Pero Bauti la mandó a la mierda, en mitad de todos, delante del sacerdote, delante de su hijo, y delante del cadáver de Isabella. Miré a mi mamá, la cuál estaba mordiéndose el labio:

    —Esa mujer necesita un psiquiatra especializado en gente problemática. Esta enferma, muy enferma.

    Finalmente, Ava y Claudia se fueron de la iglesia y el velatorio se celebró de forma tranquila. Después, todos fuimos hasta el cementerio para enterrarla. Al terminar, Peter vino directamente a hablar conmigo.

    —Lo siento mucho —me dijo—. Pero no sé porque se escapó. De un momento a otro, nada más llegar a la casita, se escapó. Y antes de que pudiera llamar a la policía...

    Suspiré:

    —Igualmente, por muchas explicaciones que me des, es una irresponsabilidad. Es tu hija, debes cuidarla con tu vida, Peter.

    —Lo siento, te pediré mil veces perdón por lo sucedido. Pero, ella está bien —tragó saliva—. Entiendo que puedas odiarme, con todas tus fuerzas, pero no lo hice queriendo.

    —Es que si hubieras perdido a Alle queriendo te mataría... Con mis propias manos.

    —La... Yo...

    —¿Vos qué, Peter? ¿Qué querés? Vas a seguir haciendo el tonto y comportándote como un nene chiquitito hasta que Allegra vaya a la Universidad.

    —Y vos vas a seguir siendo una egoísta y una rencorosa hasta que Alle se case, ¿sabías? No sos una santa vos tampoco.

    —Ni vos...

    —Pero yo al menos reconozco mis errores. La... Yo...

    Pero de repente, Bauti apareció al lado de Peter y me abrazó:   

    —Muchas gracias por venir, sos una amiga de verdad.

    —Enano, sé que estas muy sensible, pero, ¿te podés ir? Estoy hablando con Lali.

    Pero Bautista no se marchó, al contrario, comenzó a hacer pucheros mientras me abrazaba y terminó llorando en mi hombro:

    —Tini no ha venido, está enojadísimo conmigo por todo lo que ha pasado. Pero, es que sabía lo que iba a pasar con Isa, sabía que esto iba a terminar así y por eso no quise, no quise que sufriera...

    —Bauti, ¿te podés ir? —le repitió Peter—. Necesito hablar con Lali de nuestras cosas, luego hablan, ¿si?

    —Y lo de mamá, es una arpía, se presenta en el velatorio de Isa cuando nunca la quiso, es como si con todo... —Bautista me miró y abrió la boca.

    Miré a Bauti:

    —¿Qué?

    —Nada, les dejo solos —dijo Bauti.

    Lo miré raro mientras dejaba de abrazarme y se iba caminando:

    —Le ha afectado mucho lo de Isa —me dijo Peter—. Bueno, por favor, quiero que se calmen las cosas, por Alle, por los nenes, por todo. Necesito que...

    —Esto nunca va a volver a ser como antes, y menos cuando...

    —La...

    —¿Qué?

    Y entonces, sin poder reaccionar, Peter me besó. Delante de todo el mundo, de todos los asistentes, de nuestra hija, de mi madre... Y sí, me dejé llevar. No me aparté. Seguí besándole como si fuera la primera vez.

MADRE (Laliter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora