01. Es Algo Dentro de Tí

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ADVERTENCIA  
Mis historias no son de romance (aunque está tiene un poco de ello) y pueden herir la sensibilidad de algunas lectoras. Se recomienda total discreción, amplio criterio y comprensión de lectura.

DISCLAIMER
Los personajes de Candy Candy pertenecen a Mizuki e Igarashi. Esta historia ha sido escrita sin fines de lucro, solamente por entretenimiento. El registro realizado cubre únicamente la trama de este fanfic. Esta prohibida la reproducción total o parcial de este fic.

X – x – X

Es Algo Dentro de Ti

—Lo lamento...
Aquella era la primer ocasión en que Candy pensó que estar en ese colegio no era una verdadera suerte, sin embargo, estaba segura de que en realidad ella no había hecho nada malo y él exageraba las cosas. Ella simplemente había estado ahí, descansando sobre la rama de un árbol. Él había sido quien se acercó, se sentó bajo el árbol en que estaba y comenzó a fumar y a actuar de manera extraña, sin siquiera fijarse quien estaba a su alrededor. Y aún así, ella realmente sentía haber interrumpido.
Él seguía ahí, mientras que la noche había comenzado a caer, dejándole solo dos opciones: seguir ahí, permitiéndole su privacidad o marcharse y dejar claro que no estaba solo. Al final, optó por la última opción. Era eso o enfrentarse al castigo que le impusieran por no asistir a la merienda.
—Lárgate ya... —convencido de que solo estaba perdiendo el tiempo en esa intrusa, aquel jovencito volvió a acomodarse y encendió otro cigarrillo.
Sin decir nada más ella hizo lo que considero que era mejor; se marchó, no por él si no por ella misma, por evitar problemas.
No es que fuera una miedosa o una cobarde, pero tenía poco tiempo de haberse quedado sola en aquella escuela y prefería mantenerse al margen, intentando obtener buenas notas y cero reportes, intentado ser cooperativa, mantenerse invisible y pasar desapercibida; aquello era mejor que causar molestias a la familia a la que pertenecía y sobre todo al hombre que tan amablemente le había enviado a educarse y la había acogido bajo su custodia por el simple hecho de haberse casado con su madre, y seguía cuidando de ella, a pesar de la muerte de esta. Aquello era mejor que no tener nada o quedarse encerrada, solo en compañía de su abuela Elroy.
Aún así, si fuera honesta, en las cartas que le escribía a su padre adoptivo, admitiría que muy en el fondo no deseaba estar ahí, que era víctima del bullying ocasionado gracias a que a su prima Elisabeth, quien nunca había sido muy amable con nadie, se le había ocurrido dar santo y seña de su verdadero origen, a pesar de que ellas se conocían desde que eran sólo unas niñas pequeñas, aunque para aquella pequeña rubia era claro que nunca se habían llevado bien.
Tal vez por eso y porque aún no había conseguido hacer ninguna amiga, le gustaba refugiarse en la biblioteca, estudiando sobre primeros auxilios, además de los temas relacionados con sus estudios y cuando la Hermana Margareth la acepto como ayudante en la enfermería, fue que encontró el pretexto perfecto para mantenerse el mayor tiempo posible alejada de quienes se atrevían a molestarla. No es que fuera cobarde o no tuviera las agallas al enfrentarlas, porque las tenía y en los primeros días que estuvo en aquel colegio, lo hizo, sin embargo, durante aquel tiempo recibió una carta en donde se le informaba que su padre estaba gravemente enfermo, y lo último que deseaba era causarle alguna molestia que perjudicará aún más a su delicada salud; además, con lo que aprendería en la enfermería, en caso de ser necesario podría ayudar con los cuidados de su padre durante sus vacaciones.
Pero aún intrigada por aquel muchacho, la rubia no pudo dejar de pensar en él, incluso en el momento previo a quedarse dormida, aquél chico llegaban hasta su mente.
¿Estaba llorando y por eso fue que se había enojado tanto?
¿No sabía que estaba prohibido que fumara dentro del colegio?
¿La habría acusado de estar trepada en un árbol y luego, dirigirle la palabra?
Sí es que eso último o algo así había hecho aquel chico, entonces estaría metida en muchos problemas, aunque en realidad, ni siquiera conocía realmente al muchacho y estaba segura de que él tampoco sabía su nombre, sin embargo, si la describía... en el colegio había pocas chicas rubias y de cabello rizado; sería fácil dar con ella.
Meditaba en todo eso, sin poderlo evitar, hasta quedarse dormida.

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