27. Es Tener Fe

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¿Qué es el Amor?

Es Tener Fe

El silencio de su hermano fue abrumador; esperaba un regaño, una discusión y sin embargo no hubo nada, ni una sola palabra, al menos durante un par de minutos.

—Entiendo... —ella estaba segura de haber escuchado decepción en su voz—. ¿Terry? —en silencio, lo admitió—. ¿Ya lo sabe?

—Él y yo, terminamos...

—¿Eso que importa? —era claro que estaba molesto o quizá se debatía entre diferentes sentimientos sobre los cuales el más perceptible era ese—. Sí tuvo las agallas para no cuidarte, lo mínimo que puede hacer es hacerse responsable —hizo una pausa—. Le llamaré en este instante.

—¡No! —le detuvo de inmediato, antes de sacará su teléfono—. Aún no le he dicho nada —suplico—. Además, creo que fui yo la que cometió el error. Yo le dije que me estaba cuidando, pero...

—Hazlo —apretó los ojos, deseando no decir nada sobre lo irresponsable que habían sido, pero también deseando abrazar y felicitar a su hermanita—. Márcale en este instante.

—Ya lo intenté, pero creo que tiene el móvil apagado —con una simple mirada, supo que su hermano necesitaba saber más—. Hace rato me contestó, pero me colgó antes de que pudiera decirle algo.

—¿Él te colgó? —parecía no creerlo—. ¿Terry te colgó?

—Sí...

—Dame tu teléfono —tan pronto se lo entrego corroboro la información; en seguida saco el suyo y espero un poco—. Esta sonando —sonrió con ironía, dándose cuenta de lo que significaba—. Terry; ¿Qué tal?, ¿Interrumpo algo?... Bien; gracias. Hace tiempo me dijeron que habías vuelto a la oficina por... entiendo. Sí. Esta bien, de hecho, me imaginé algo así; pero no te preocupes por eso, lo que sucede es que hay un tema importante que es necesario tratar contigo... Dame un segundo... —le dio el teléfono a su hermana.

—¿Terry? —el tono tímido volvió a embargar su voz.

—Debí haberlo imaginado... —aunque no podía verle, el muchacho sonrió con ironía.

—Te lo suplico. No me cuelgues, por favor.

—Habla ya —suspiro exasperado y sintiéndose traicionado, aunque le era lógico saber a quién apoyaría el empresario.

—Terry; es que... no sé cómo decirlo... preferiría hacerlo en persona, pero...

—¿Lo dirás o no?

—Es que yo... —volvió a cerrar los ojos mientras sentía la mirada de su hermano sobre ella y la presión de su rebelde tras el teléfono—. Terry; estoy embarazada... —durante algunos minutos ninguno agregó nada, incluso la rubia reviso el teléfono por si se había cortado la llamada—. Me enteré hoy.

—¿Cuánto?... ¿Desde cuándo?... —la voz del otro lado de la línea, cambio a una más sería.

—Medicamente, diez semanas; pero...

—Candy; aunque quisiera, no puedo hacer nada al respecto. Después de todo, tú estás allá y yo... —diez semanas, básicamente era el tiempo que llevaban sin verse.

—Sí, pero...

—Candy... gracias —pudo sentir tristeza en la voz del muchacho.

—Terry, espera... —nuevamente hubo silencio entre ambos—. Tal vez podamos encontrar una forma de...

—¿De qué? —espero a que ella continuará, pero no lo hizo—. Candy; ustedes estarán mejor con tu familia, que conmigo. Yo no tengo nada que ofrecerte y lo sabes. Por ende, tampoco tengo nada que ofrecerle a nuestro hijo —la escucho suspirar—. Tú tienes el dinero y las acciones que te dejo tu padre. Lo lamento, en serio lo lamento, no tienes idea de como desearía estar ahí, a tu lado, para mí hijo, pero ni siquiera eso puedo hacer —aunque pensó en la forma en que habían terminado su relación, no fue capaz de sacarlo a relucir; una cosa no tenía nada que ver con la otra, decidió.

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