15. Es No Poder Seguir

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¿Qué es el Amor?
Es no Poder Seguir

No habían peleado, lo que había ocurrido era algo aún peor, podía sentirlo, podía experimentar como todo el departamento se había saturado con aquel veneno intangible que de algún modo provocaron. Aquello era terrible. Y sin embargo, tal parecía que ninguno era capaz de hacer algo al respecto.
-Debo irme -con la misma calma con que se había desvestido ella misma, ahora la veía vestirse.
Quería acompañarla, quería decir algo, quería intentar algo, pero no pudo hacer absolutamente nada, más que permanecer ahí, recostado, cubierto solo por una manta que había acercado en caso de ser necesario.
No estaba seguro de cuánta energía, o cuánto valor tuvo que reunir para poder moverse y tocarla, aunque solo había apoyado la mano en su hombro. Percibió que ella tuvo la intención de alejarse o al menos apartarse de aquel gesto, pero al final no lo hizo, permaneció ahí, sentada, vistiendo ese curioso uniforme, dándole la espalda y con la mirada en algún lugar dentro de la habitación o quizá, dentro de sus propias cavilaciones.
-Nos vemos el viernes... -la vio suspirar antes de decir aquello, para luego ponerse en pie y salir del apartamento.
Entonces odio, con todas sus fuerzas, al maldito destino que se había apoderado de su vida y la de ella.
Sí, quizá desde el lunes, después de haberla dejado en su escuela, él había hecho lo mismo e incluso había aprovechado el tiempo para estudiar con el objetivo de no sacar notas mediocres, sabía que su padre estaría feliz por eso, pero la idea de que Candy estuviera orgullosa de él, era lo que le había animado.
Pero esa tarde, el sentir la actitud sería y distante con que se le había entregado, sin duda alguna fue de lo peor. Él creyó que al ritmo en que avanzarán el ambiente cambiaría y solo por eso y por la urgencia de sentirla, era que accedió. Pero se arrepentía, aunque no creía que él existiera podía jurar por Dios que se arrepentía. Debía hacer algo, necesitaba y quería hacer algo, lo que fuera, siempre y cuando les regresaran un poco de la vida que les habían robado.
Entonces, sin poder evitar soltar unas lágrimas de impotencia, prefiriendo lo que fuera que la vida le deparará antes que perderla, supo que era lo que debía hacer.

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Migajas, migajas y más migajas, eso era todo lo que siempre había obtenido, siempre disfrazado de lo mejor. Y el saber que de él tendría exactamente lo mismo le quebró por dentro. Pero lo cierto era que le quería demasiado como para poder rechazar incluso eso, sus migajas, estaba dispuesta a sacrificarlo todo, con tal de obtener esas migajas; eso era lo peor y sobre todo, lo que más le atormentaba.
Por eso mencionó que el viernes le estaría esperando, porque aunque tuviera a Anthony, estaba segura de que con él jamás podría sentir todo lo que sentía por Terry, porque aunque estuviera en Cambridge, viviendo con su hermano y estudiando algo que no era su sueño, pero que había aprendido a amar por la cercanía que le ofrecía con los pacientes; no podía calmar el ansia de su corazón por poder volver a pasar al menos una semana completa con su rebelde.
Por eso, a pesar de que había caminado con la intención de calmarse, se desplomo tan solo llegó a su habitación. Lloró con frustración, con anhelo y melancolía, lloró, porque no lograba entender que era lo que necesitaba para ser feliz, porque lo quería todo y al mismo tiempo se conformaba con limosnas, porque lo quería a él y al mismo tiempo no quería dejar a quien no amaba, aunque éste le ofreciera todo lo que deseaba del verdadero dueño de su corazón.
Tal vez, su alma era en realidad el alma de un demonio que quería adueñarse de todo, y no el ángel gentil y desinteresado que siempre todos mencionaban que era.
Aquella tarde, simplemente lloró, esperando a que el próximo viernes llegará pronto, solo para volver a estar con él; lloró hasta quedarse dormida.

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"Discúlpame, mañana no podré verte.
T"

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