08. Es Entregar

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Este capítulo se lo dedico a Laila (sobre todo a ti, pero no digamos como me convenciste), Amyrai, Oli, Dení, Elizabeth y Andrea, que fueron las que abogaron por que este capítulo lo publicará hoy 😉😁

Advertencia: Este capítulo, básicamente es puuuro Lemon

¿Qué es el amor?

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Nerviosa e impaciente, destendió la cama. No tenía ni la menor idea de que hacer ahora, solo sabía que el sofá era demasiado incómodo y pequeño. Así que, simplemente se reacomodo el suéter, volvió a bajar el tirante se su pijama y se sentó en la orilla a esperarle; pero él parecía querer tardarse una eternidad.

Con inquietud abrió la puerta y notó que ya había algunas luces apagadas, mientras él seguía en el sofá, con el televisor encendido y haciendo un movimiento extraño. Sé acercó sin hacer ruido y abrió los ojos de par en par, al ver, por primera vez, la masculinidad de un hombre, entonces hizo un ruido que denotó su sorpresa.

—¡Candy! —de inmediato dejo de acariciarse el mismo—. Pensé que ya te habrías a dormido —ella simplemente no podía dejar de mirar aquella parte del cuerpo de su rebelde, a pesar de que él trataba de ocultarse.

—Te estaba esperando —musito, sin saber si debía sentirse decepcionada, molesta o insultada, como fuera, aun no podía apartar la mirada del miembro de aquel chico que se le acercaba y se notaba, a pesar de haberse abrochado el pantalón.

—Temo que entendí mal —tan solo llegó ante ella, le tomo de las manos y jugueteando con sus dedos, se aventuró un poco más—. ¿Quieres tocarlo?

En ese instante, ella levantó la mirada hasta enfocarla en los ojos de aquel a quien consideraba como "su rebelde" y simplemente se dejó llevar, después de no saber que decir. Guiada por él, llevo su mano hasta aquella extremidad que tanto le había impactado, le sorprendió el tacto suave y rugoso, además de la firmeza que tenía; todo al mismo tiempo.

Entre la penumbra le escucho exhalar con una satisfacción que no supo identificar y entonces le soltó.

—¿Te hice daño?

—No —le tomo de las manos y se las besó con devoción—. Todo lo contrario —le devolvió una sonrisa tímida.

—Apaga el televisor, te he estado esperando —repitió y regreso a la alcoba, mientras él se acomodo el pantalón, para ocuparse del aparato y las luces faltantes, entonces entro a la alcoba que estaba iluminada solo por una lamparita, luego cerró la puerta tras de sí.

—¿Estás segura? —volvió a preguntar al verla sentada esperándole y a pesar de que ella había conservado la pijama tal cual él se la había visto después de su primer beso.

—Sí; quiero que seas el primero —respondió, luego de inhalar y exhalar—. Estoy segura ¿Y tú?

—Honestamente —también exhaló—. Estoy en las mismas condiciones.

Iluminados por la tenue luz de aquella lamparita, pudieron ver la sonrisa tímida que ambos se ofrecían.

—No sé si pueda soportarlo más —murmuro, observándola desde su altura.

—¿Qué?

—Deseo seguir tocándote; pero...

—Esta bien. No te preocupes por eso —apago la lamparita.

Tan solo termino de pronunciar aquellas palabras, con manos temblorosas, impacientes e inexpertas se apresuro a desabrocharle el pantalón, mientras él se ocupaba de sacarle el suéter y la blusita, cuando acepto que ella no podía levantó el rostro de su pecosa y se inclinó hasta darle un beso, mientras él mismo se quitaba el pantalón junto con la ropa interior, con la mayor calma que fue capaz de conservar, la recostó mientras le abrazaba y se acomodaba a su costado, y siguió besándola por cada rincón que aquella postura le permitía; entonces se ocupo de la última pieza que se interponía ante la desnudez total; el pantaloncito corto.

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