24. Es Ceder

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¿Qué es el Amor?

Es Ceder


Esa misma mañana, la reacción que tuvo después de volver a hacer el amor sin protección, le dio mucho que pensar.

Sin poder manifestar toda su preocupación, sus temores, el cansancio y el agobio que le embargaban, lo único que pudo hacer mientras ella se ocupaba del desayuno, fue golpear la almohada. Pero lo hizo con tal furia, que por un momento le asustó y luego cuando se dio cuenta de que él ni siquiera le escuchaba, trato de mantener la calma y esperar a que se controlará.

Pero él deseaba que ella intentará detenerle, pues al mismo tiempo deseaba seguir, pero cuando al fin pudo controlarse, la voz de la rubia perforó sus oídos.

—¿Qué es lo que tanto te asusta? —la calma con que pronunció esas palabras se clavó en su corazón, obligándole a meditar en sus acciones—. ¿Qué es lo que te atormenta? —volvió a preguntar después de minutos en los que no recibió respuesta—. ¿Tanto temes que pueda embarazarme? —dadas las circunstancias, fue lo primero que se le había ocurrido.

Aún respirando con agitación volteó a verla y sonrió con lo que ella presintió como desfachatez, pero que en realidad fue algo que ni el mismo podría describir.

—Sí —admitió volviendo a sonreír impactando a la rubia y luego comenzó a negar despacio—. Mírame. No soy nadie —a su distancia, noto la mirada húmeda de su rebelde y se confundió aún mas—. Ni siquiera sé qué haré cuando se me acabe el poco dinero que me queda., Incluso debo un mes de renta. Eees más; ni siquiera sé qué carajos estoy haciendo; te traje conmigo y estoy feliz por eso, porque tal como dijiste quiero estar a tu lado, quiero ser lo suficientemente responsable no solo por mi, sino también por y para ti; pero me asusta no conseguirlo y me enfurezco conmigo mismo cada vez que lo recuerdo —con desesperación limpio su rostro—. Sí ahora no puedo ofrecerte nada, ni tampoco tengo lo suficiente para mí; ¿Que podría ofrecerle a un hijo nuestro? Lo amaría, porque tú me lo darías, pero... un hijo no sobrevive solo con amor... Sé de antemano que lo dejaría todo, la facultad, el teatro, los negocios de Albert, y buscaría un empleo diferente, algo que me diera el dinero suficiente para intentar que llevará una vida tranquila. Pero al mismo tiempo, también tú perderías tus estudios e incluso, ni siquiera sé que reacción tendría tu hermano.

Aunque el cereal ya estaba preparado y tanto los huevos como el té se habían enfriado, ella se acercó a él y le abrazo.

—Me encantaría tener un hijo tuyo —murmuro tomando el rostro de su amado entre sus manos y con una sonrisa ligera continuó—. Desde que nació Angie, creo que lo he deseado aún más; ¿sabes? Toda esa rutina de vivir con un bebé, atenderla y cargarla, me ha hecho pensar y sentir mucho al respecto —finalmente lo acepto, teniendo que ahogar aquel anhelo—. Pero no tienes nada porque preocuparte. Estoy terminando mi quinto semestre de enfermería; ¿Recuerdas? Me conozco, al derecho y al revés, todos los métodos anticonceptivos que existen, así como también sé que hacer en estos casos. Te prometo que para prevenir que esto se vuelva a repetir, tomaré medidas al respecto.

—Solo danos tiempo, Candy. Solo déjanos crecer un poco más; aún somos muy jóvenes y necesitamos estar en la posición correcta como para poder...

—Basta —puso la mano sobre los labios de Terry—. Ya no digas más. ¿Quieres?

—Te juro que deseo formar una familia a tu lado —musito tan solo la rubia quitó la mano.

—Lo sé —suspiro—. Por ahora debemos almorzar. Casi es hora de que te marches y no hemos probado bocado alguno.

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