19. Es Complicidad

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¿Qué es el Amor?
Es Complicidad

En realidad no había empacado demasiado y solo llevo lo que consideraba necesario. Abrió el pequeño departamento con la llave que Terry le había dado, miró a su alrededor y no supo por dónde empezar.

Aquella semana no había visto a su novio debido a que él había comenzado a trabajar en el teatro; entraba temprano y salía demasiado tarde.

La idea de que estar ahí era una locura, porque lo era, realmente era una gran locura, ellos no tenían más que una semana siendo novios a pesar de que se conocían desde tiempo antes, a pesar de todo lo que había pasado entre ellos. Como fuera estaba ahí y no pensaba dar marcha atrás, ella pasaría esas vacaciones al lado de su rebelde, esa sería su primer Navidad juntos y también su primer año nuevo.

Ya que sabía que él llegaría bastante tarde, por eso puso manos a la obra; en cuanto pudo comenzó barriendo y limpiando el lugar, después siguió acomodando el sofá cama tal como habían acordado que lo harían, junto a la ventana, después lo tendió y acomodo la mesita de centro enfrente puso una de las mesas plegables junto con las sillas, para usarlas como comedor y coloco la otra a un lado del sofá para usarlo como mesita de noche, fue ahí donde colocó la lámpara que había comprado y después acomodo los almohadones que insistió en regalarle; entonces se dio cuenta de que le faltaba un mueble en donde guardar la ropa, pero quizá podía comprarlo al siguiente día, como una sorpresa.

Agotada se dejó caer en el sofá, apago las luces y disfrutó de la tenue luminosidad que entraba desde la lámpara de la calle. Le gustaba estar ahí, pensando lo agradable que sería siempre estar juntos, con él, sólo con él, pero no pudo evitar quedarse dormida.

Ese mismo día se había levantado temprano para acompañar y despedir a su hermano, y aunque deseaba esperar a Terry, se sorprendió cuando, al despertar, él ya estaba a su lado, durmiendo.

Se levantó por agua, teniendo cuidado de no despertarlo, pero no lo consiguió.

—Traje algo para cenar —murmuro, estirándose antes de encender la lámpara.

—¿Ya comiste?

—Te ví durmiendo tan tranquila, que quise acompañarte.

—Entonces ven, comamos juntos —el castaño se levantó mientras la rubia encendía la luz y revisaba lo que había llevado—. ¿Pescado y papás?... —musito no muy convencida.

—Seguro que ya se enfrió —era la una y media de la madrugada.

—Ya lo caliento.

La vio hacer en la cocineta. También le gustaba eso; tenerla ahí era casi como regresar el tiempo y volver a sus días en el apartamento de la hermana Margaret.

Cinco minutos después comieron juntos entre una charla sobre el día en el teatro.

—Debiste esperarme para mover las cosas.

—Lo más pesado fue el sofá.

—Aun así —ella rio.

—Para la próxima, te esperaré.

Sin tener nada mejor que hacer, regresaron a la cama, vieron algunos vídeos en la laptop del muchacho y después de unos cuantos besos, la rubia simplemente se dejó quitar la pijama.

No había duda, estar juntos era mejor que estar solos.

x – x – x

Tal como habían planeado, pasaron la Navidad solos, mientras que para celebrar el año nuevo salieron y lo festejaron en una de las plazas públicas, junto con un montón de gente que no conocían.

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