¿Qué es el Amor?

20. Es Ser Valiente

¿Qué es el Amor?

Es Ser Valiente

Ese era su tercer día de clases y le agradaba sentirse más tranquila respecto a todo.

La noche anterior, la charla se había alargado y Terry había terminado por dormir en el sofá. Además se habían enterado de la segunda condición.

Nada de embarazos.

Al principio, le había causado gracia, aunque en el fondo entendía porque su hermano había puesto una condición de ese tipo.

Candy aún no cumplía los dieciocho años y lo único que esperaba de ella, era que terminara sus estudios y consiguiera un buen puesto en algún hospital. Después de eso, no ponía ningún pero.

Eso quería decir que solo tenía que encontrar un lugar al cual mudarse.

Durante su receso, mientras revisaba el muro de la facultad, buscando algún anuncio en que se solicitará compañera de departamento, se le acercó la persona que menos había imaginado.

—¿Usted es la señorita Candice White?

De inmediato reconoció al hombre tras ella y al hacerlo recordó parte de la conversación de la noche anterior.

—Sí. ¿Qué se le ofrece? —trato de disimular.

—Estoy aquí para pedirle un favor.

—¿Cuál? —algo en su actitud le inspiraba desconfianza.

—Necesito que me ayude a convencer a  Terrence para que vuelva a la universidad. Le aseguro que no tendré ninguna objeción ni tampoco le reprenderé por nada.

—¿Eso es todo?

—No. Una vez hecho esto, espero que usted entienda que, un chico como él solo le hará daño a una jovencita cómo usted.

—¿Qué? —había estado en lo correcto al dudar de ese hombre.

—A la larga, usted sufrirá al lado de alguien como mi hijo —no podía creer lo que escuchaba—. Señorita White; le estoy dando dos opciones. Se atiene a las consecuencias y al hecho de que, en algún momento haré lo necesario, o me escucha. Para motivarla aún más, me comprometo con usted; ya sea que desee continuar con la enfermería o irse a otra universidad, quizá en algo mejor, como medicina. Se habla muy bien de la universidad de Oxford...

—Yo...

—Piense en su hermano, él estará muy decepcionado cuando sepa que mantiene una relación con mi hijo. Me imagino que él tiene una beca en Cambridge y con solo un par de llamadas, podría perderla.

Estaba furiosa, indignada, sorprendida y quizá muchas cosas más, pero algo fue claro en ella. Ese hombre no tenía idea de que ella era una Andrew.

—Mi tarjeta —la rubia la acepto por inercia—. Comuníquese conmigo en cuanto lo consiga.

—¡Espere! —antes de que ese hombre se marchara, ella hizo lo único que su coraje le permitió—. Esta es mi respuesta... —sin pensarlo, rompió la tarjeta en cuántos trozos pudo y la aventó al basurero.

—¿Esta usted segura?

—Sí.

—Bien... entonces actuaré directamente.

—Usted está equivocado.

—¿En serio? —era sarcástico.

—Es cierto que Terry no ha sido el mejor ejemplo de lo que alguien responsable debe ser; pero él no es un malandro ni tampoco un bueno para nada. Al decir eso, solo demuestra que no tiene ni idea de quién es su propio hijo.