29. Es Hacer Lo Correcto

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¿Qué es el Amor?

Es Hacer lo Correcto

Muchas buenas noticias en tan poco tiempo. Aunque sintió que los 15 días habían pasado demasiado rápido y pronto tuvo que despedirse de su hermano.

Aún así a Candy todo aquello le agrado tanto, que una loca idea se le metió en la cabeza. Sería un gran riesgo y sí Terry se enteraba seguramente se enojaría con ella, sin embargo, poco antes de comenzar a organizar todo para almacenar las cosas en Londres y luego mudarse a Nueva York, mientras tomaba una foto de Matthew que enviaría a Bert, lo decidió.

A la larga, sí corría con la mala suerte de y Terry se enteraba de lo que haría, quizá podría comprender sus razones, tanto para hacerlo como para ocultárselo. Lo haría única y exclusivamente por Matt, esperando que nada demasiado desagradable ocurriera.

Julio llegó demasiado pronto, aún envuelto en momentos de frustración, pañales sucios, noches difíciles y la inevitable mudanza. Al menos no gastarían ni una libra, pues Albert había enviado un camión de la empresa y todas sus cosas irían directo a una bodega en la propiedad Ardlay, además también les envío a un chófer, para que les llevará.

Al menos, durante ese tiempo no tendrían que preocuparse por la renta, lo cual era perfecto, porque a partir de que Matt había nacido, estaba segura de que el dinero de la abuela estaba por terminársele y así podía seguir guardándolo para pronto regresar a la universidad y pagar la guardería. Realmente deseaba continuar con sus estudios, aunque aún tenía muchas dudas al respecto y a veces pensaba en tomarse otro año sabático.

Esa misma semana Albert regreso y con su llegada la oficina también reclamo la atención del rebelde, era normal, eso supuso, aunque había esperado pasar más tiempo con él y al menos dar un paseo por la ciudad antes que tuvieran que marcharse. Aunque eso también le daba la oportunidad de hacer aquello que llevaba semanas planeando y así lo hizo.

Antes de que Julio terminara, durante una mañana tranquila, rezando por no estar cometiendo un grave error, se dirigió a cierto elegante edificio.

—¿A quien anunció?

—Aaa Matthew —se sintió nerviosa, cuando fue consciente de que ya no había marcha atrás—. Grandchester...

—Tome asiento y esperé —para la pecosa fue obvia la actitud burlona de la secretaria, que seguramente pensaba algo muy diferente a la realidad.

Diez, veinte, treinta, cuarenta y cinco minutos después el pequeño comenzaba a desesperarse y ella también.

—No piensa atenderme; ¿cierto? —finalmente se levantó y uso lo que había preparado.

—Bueno... —la actitud vacilante resultó clara para la rubia.

—Hágame un favor. Entréguele esto —estiro un sobre y al notar como la secretaria sonreía, agregó—. Confiare en usted, solo porque seguramente recuerda o al menos sabe quién es Terry —entonces la actitud de la mujer cambio—. Dígale que solo quería que conociera a Matthew, que confiaré en su discreción y que... que espero que no se arrepienta de no habernos recibido.

Se marchó, consciente de que era demasiado ingenua, como para esperar algo bueno de alguien que por toda interacción, solo le había tratado con despotismo, para luego amenazarla. Era demasiado tonta, no tenia duda de ello.

Pero después de aquel rechazo no estaba tranquila, de algún modo, aquella locura le atormentaba con diferentes posibilidades. Quería contarle a Terry, aunque su viaje estaba cada vez más cerca y prácticamente rezaba todas las noches, para que al duque no se le ocurriera aparecer o hacer algo en el peor momento.

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