21. Es Estar Feliz

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Lime

Es Estar Feliz

Las siguientes reuniones iniciarían exactamente una semana después, en sábado. Y aunque Terry tuviera que verse presionado cada viernes, saliendo del teatro para ser llevado, junto con Albert y las chicas, a Londres, luego regresar el siguiente día con el tiempo justo para estar presente en las funciones del teatro; lo único que sabía seguro, era que así sería durante otras tres semanas, pero por el momento, en ese primer viaje y después de que por petición del rubio pidiera la noche libre, al llegar al apartamento de los hermanos Ardlay, tanto Sally como Candy, le sorprendieron con un pastel que la rubia había horneado y decorado durante toda la tarde.

—No sabía que era tu cumpleaños —Albert le palmeo la espalda, su hermana solo le había hablado sobre una cena para celebrar—. ¿Cuántos?

—Veinte.

—¿De verdad? ¿Y como haces para obtener tanto alcohol?

—Supongo que como cualquier adolescente normal; con una identificación falsa —bromeo al ser honesto.

Candy le abrazo aunque ellos se habían sentado en el sofá y se levantó para llevar el pastel, mientras la castaña terminaba de servir el café y alistar platos.

—Veinte años —musito el mayor—. Terry; ¿De verdad planeas terminar tu licenciatura?

—Tal vez, algún día.

—Me has sido de gran ayuda.

—Pues gracias por confiar en mí. Aunque no me sentí muy cómodo con todo esto.

—Realmente necesitaré una mano derecha aquí, alguien que cuando yo no pueda estar sea capaz de atender los negocios. Alguna vez se lo plantee a Candy, pero a pesar de que me he dado cuenta que la idea sigue en su mente siento que tiene miedo o quizá cree que la destrozarían en una junta.

—Hombres como mi padre, no dudarían en hacerlo —comento.

—No voy a pedirte que dejes tu trabajo, de hecho me parece interesante, aunque desde anoche hay algo rondando mi mente y no estaré tranquilo hasta decírtelo —las chicas se acercaron con sombreritos puestos—. Por ahora disfruta el pastel. ¿Apagamos las luces?

La media noche les cayó encima mientras aún celebraban entre tragos de vodka, café y rebanadas del pastel e incluso Sally seguía con ellos. Pero cuando su ritmo bajo un poco, fue cuando el rubio volvió a tocar el tema que quería plantearle.

—Terry; no puedo ofrecerte Cambridge —las copas se le habían subido a la cabeza—; pero hice algunas llamadas, solo por curiosidad, y aún puedo ayudarte a entrar en la facultad de derecho de la universidad en que esta Candy. ¿Que dices?

—De verdad te lo agradezco —respondió—. Pero...

—No volveré a ofrecértelo. Aún así lo dejo a tu elección.

Él castaño estaba abrazando a Candy, aunque al escucharlo, soltó el abrazo y jugueteo con su mano entre los dedos de su novia.

—Déjame hablar con el director. No creo que haya mucho problema, de todas formas soy suplente y solo tendré que aparecer en el escenario si se enferma el protagonista. Pero lo correcto sería hablar con él.

—Hazlo —Sally intervino antes de bostezar.

—Lo hare. Gracias —le dijo a ambos.

—Bien, aunque mañana tenemos el día libre, Sally necesita descansar —les aviso y en seguida la castaña se despidió.

—Iré por el cobertor —la rubia se levanto, pero su hermano le hizo una señal negativa.

—¿Serás una mojigata y negaras que han dormido juntos? —ese comentario fue producto del alcohol que había ingerido.

¿Qué es el Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora