—O... Oyakata-sama... Esto... por favor eh...
Me golpeé mentalmente, no podía entrar a su habitación y pedirle así que me ayudara a darle mejor vida a aquel pequeño niño que había encontrado en el bosque abandonado.
—Bien —Tomé aire y agarrando la mano de Kiiro entré a la habitación, pero con solo un paso me intimidé—. di... disculpe...
—¿Kessho-chan? Ya estás de nuevo aquí, me alegra oírte.
—ah... sí... esto...
—Supongo que tendrás una explicación.
—¡¡SÍ!! —Grité accidentalmente y tomé al pequeño Kiiro de los hombros poniéndolo frente a mi—. ¡Él es Ibanai Kiiro, lo encontré en un bosque lejos de aquí!
—Es un pequeño niño, esta sucio y parece tener miedo —Completó Kiriya que estaba al lado de su padre.
—¡Oyakata-sama, permítame cuidar de Kiiro-kun! Al menos... por ahora... esto...
Me avergoncé y bajé la mirada escondiéndome detrás del pequeño cuerpo del pelirrojo.
—De acuerdo, Kessho-chan. Kiiro-kun, acércate por favor.
Él me vio indeciso, pero asentí empujándolo levemente hacia Kagaya. Él tragó en seco notoriamente nervioso.
—¿sí...?
—Disfruta tu estadía aquí, mi niño.
—Muchísimas gracias, Amane-sama —Hice una rápida reverencia ante la mujer de cabello blanco que salía del baño. Ella no respondió, solo me brindó una cálida sonrisa y se dirigió a la cocina—. Ven, Kiiro-kun, vamos a darte un baño.
Lo cargué con mis brazos y cerré detrás mío. No me fijé que el pelinegro me veía atento desde el pasillo.
—Déjame ayudarte, Kiiro-kun.
Con cuidado comencé a retirar la única prenda que portaba, una especie de bata ya sucia y rasgada en varias zonas. Su flacucho cuerpo me causó escalofríos, ¿por qué un pequeño niño tendría que pasar por cosas tan horribles como el abandono y la hambruna?
Lo senté en la pequeña silla de baño y le tiré un cubetazo de agua, levemente retiró una capa de suciedad de su cuerpo.
Tomé el jabón y comencé a frotarlo en su enmarañado cabello creando la suficiente espuma como para pasar nuevamente el agua sobre su cuerpo. Su cabello sucio había tomado ahora un fuerte y brilloso color, sonreí al verlo tan sorprendido.
—onee-chan, ¿cortarías mi cabello?
—Sí, lo haré. Pero después que comas algo ¿sí?
—gra... gracias...
Aquella pequeña timidez había vuelto y era adorable ver que, a pesar de sus ojos seguían sin brillo podía ver un pequeño sonrojo en sus todavía sucias mejillas.
ESTÁS LEYENDO
Crystal world 「Kimetsu no Yaiba」
Hayran KurguVerte frente mío dolía, sentía como poco a poco me desvanecía. Había sido obra tuya, tu marioneta, tu salida de una maldición sin embargo tu caerías conmigo. Sonreí sintiendo como los cálidos rayos del sol me abrazaban de la misma forma que tú lo hi...