Y asi fue como sucedió.
Todo sucedió demasiado rápido.
La casa estaba en llamas. En llamas totales. El fuego ardiente y abrasador envolvía cada rincón de mi casa, de nuestra casa. No tenia idea de como, pero todo empezó de pronto, olí el impertinente aroma de algo que se esta quemando y cuando salí del baño, ya la casa estaba sumida en fuego.
Yo me encontraba bajo la mesa de la cocina, hecha bola abrazando mis rodillas en posición fetal, rogando que fuera una pesadilla y que cuando despertara, yo iba a estar en mi cuarto levantándome y preparándome para otro día de preparatoria pero no fue así.
Desde afuera, los bomberos llamaban con desesperación a quien se encontrase con vida, pero mi garganta estaba demasiado seca para emitir palabra alguna, apenas tenia lagrimas para llorar.
Salí de mi escondite cuando note como una de las patas del gigante mesón comenzaba a arder, y entonces, lo escuché.
Un grito aterrador, en el primer piso de la casa. Un grito proveniente de ella, de Denisse.
Y aferrándome a la esperanza de no morir quemada viva, corrí escaleras arriba evadiendo el fuego tanto como pude. Mi piel ardía por el calor intenso y por las quemaduras que ya llevaba conmigo. El dolor era irascible pero eso no me detuvo.
Sus gritos se fueron apagando y para cuando la encontré tras la puerta de la biblioteca, ya era demasiado tarde. Mi corazón se estremeció y el dolor me invadió aun mas cuando la vi, envuelta en fuego, echada en el suelo en posición fetal, acunando entre sus brazos a mi hermano bebe, mi amadisimo Ben. Los dos estaban muertos. Pero ya estaba tan deshidratada que por mas que quería llorar simplemente no pude.
Continué mi recorrido con angustia, con desesperacion, rogandole a alguien inespecifico que mi padre siguiera con vida. Un bombero se encontraba deambulando por el corredor del primer piso cuando me vió, me abrazo con firmeza y me indicó que el me guiaría a la salida. Los ojos me ardian y la vista se me hacia nublosa y confusa.
Cuando llegamos a la escalera, el intento alivianar el fuego para que pudiesemos pasar mientras yo tosia repetidas veces. Y entonces, lo oí. Mi padre, quejumbroso y adolorido, llamaba con su voz desgastada desde la planta baja. Intente asomar mi cabeza para verlo, y en efecto, el ahi estaba.
Se encontraba sentado en el suelo, cubierto de polvo negro, tosiendo casi tanto como yo. Senti como si una extraña fuerza me llenara los pulmones, y grité.
-¡Papaaaaaaaa!- Mi voz aunque maltratada por el fuego llamó su atencion y miro hacia arriba. Aun tosiendo, el alivio lleno sus ojos y pude ver como a pesar de las heridas que poseia en todo su cuerpo, se encontraba bien. Y yo tambien. Dios, Dennise y mi pequeño hermanito estaban muertos, pero nosotros aun estabamos ahi.
-¡Mi niña!- Murmuró entre ahogo y el bombero me indicó que quizas podriamos bajar ahora. Pero...
Algo sucedio.
Todavía no puedo creerlo, pero asi pasó. Demasiado rápido.
El candelabro que colgaba del techo del recibidor ardia en llamas vivas, y el material se degrado tanto por el fuego que se derritio hasta debilitarse. Y finalmente, se desprendió del techo. Cayó con todo el peso del fuego y el metal caliente.
Y aplastó a mi padre.
Lo unico que recuerdo con claridad, es lo mucho que grite y llore. Pero aun mas, lo que mas recuerdo de todo, es que mis ojos ardieron tanto pero tanto, que perdi la vista por completo.
Y asi como la casa Gray ardió en llamas esa tarde del catorce de Julio, mi vida misma se desmoronó y ardió en llamas junto con toda mi familia. El dia que los perdí, me perdí a mi misma. El dia que Haward y Denisse Gray, mi padre y su esposa, y mi hermano, Benjamin Gray, murieron en ese incendio, yo tambien morí juntamente con ellos. Mi alma fue sepultada junto a la de ellos, y ahora, yo era una triste discapacitada veterana de una tragedia, de la que, honestamente, no me gusta vivir para contar.
Esa es la historia de mi vida. Me llamo Eleanor Gray, tengo veinticinco años y este año se cumpliran diez desde la tragedia de Mayor Street. El dia que yo, perdi la vista y a mi familia. El dia que aprendí a ver la vida de otra manera.
Porque veo.
Veo la vida de otra manera.
ESTÁS LEYENDO
Veo Veo ✓
RomanceUn accidente que lo cambió todo. Una joven que quedó huerfana a sus diecisiete años. Un alma rota, dolida, quebrantada y solitaria. Sus ojos sin vida, que se mecían por la habitación una y otra vez. Todo en su vida se había reducido a es...