Capitulo 8

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Caminamos en silencio por la calle. Su brazo esta enlazado al mio y la guío por las calles de Portland. Adelante nuestro, Fergus hace su paseo rutinal. Naturalmente, es tan listo y obediente que no necesita correa, asi que le permito andar por su cuenta. 

Debido a las complicaciones motrices de Eleanor, debemos caminar con lentitud. Sin embargo, eso no hace de nuestro paseo uno menos agradable. El aire fresco se impregna en mi nariz y a pesar del calor ya no tan intenso como hace una hora, el clima se presta agradable. 

-¿Me estás llevando a algún lugar en particular?- La curiosidad en la forma que lo pregunta me azota los pensamientos de pronto, y remuevo mi brazo para entrelazarlo mas al suyo. 

-Algo así- Medio sonrio- ¿Conoces el parque?

-¿El parque?- Suena retraida e inconforme, como si de pronto le provocara verguenza- ¿Ahí me llevas?

-Vamos, Ellie- Digo, y entonces, quiero matarme a mi mismo por haberle colocado un apodo que realza toda su adorabilidad, y sonríe suavemente- Lo vas a amar. Es un parque sumamente tranquilo. Y te hará bien caminar un poco. 

-Creo que tienes razón- Susurra.

Caminamos un rato mas hasta llegar a la esquina tras la cual a unos pasos mas se hallaba la entrada al parque McKinley.

El espacio publico esta moderadamente lleno de gente paseando a sus perros, llevando a jugar a sus niños, y alguna que otra pareja de amantes de despliega por debajo de los arboles. El sol arriba brilla con violencia, como si tuviera la intencion de quemarnos.

-Bien- Digo separandome de Eleanor, por mas que disfrutara de caminar junto a ella- Ahora, le colocaré la correa y el te guiará, le darás un paseo...

-Dime que no estás hablando en serio y que no pasearé al perro yo sola- Balbucea con cara de desagrado, sujetando la punta de la correa que le coloco en la mano.

-¡Claro que estoy hablando en serio!- Exclamo, con mi caracteristico tono optimista, y acaricio la  gran cabeza de Fergus- Recuerda los movimientos... un tiron si quieres que desacelere, y dos si quieres que se detenga. El te indicará con un ladrido si hay algo en tu camino y por las dudas, camina con cuidado. 

-Si, papá- Refunfuña contra mí, como una niña pequeña que anda pidiendole permiso a alguien para pasear con su perro.

-Estarás bien. Si algo sucede, solo me llamas. 

Y entonces, la dejo emprender su camino en soledad, por las aceras del parque, aunque en mi casual opinion, no esta del todo sola; Fergus no es tan mala compañia y, despues de todo, cuando mi trabajo termine y deba volver a Michigan, Fergus será posiblemente la unica compañia en su vida. 

Cuando vuelva a Michigan.

Llamada entrante en mi telefono. Lo saco de mi bolsillo casi con ansiedad, y presiono el boton verde y me siento en la banca. En ese momento, la llamada comienza. 

Al otro lado de la linea, una respiracion pausada y entrecortada se extiende con pesadez. Es una respiracion femenina, que por muy breves instantes, deja escapar gemidos y sollozos de llanto.

-¿Hans?- Su voz llorosa y adolorida penetra mis oidos a traves de la linea, como si estuviera a mi lado aqui y ahora, llorando junto a mi- ¿Bebé?

Inclino todo mi cuerpo hacia adelante, recargando el peso de mis brazos apoyando los codos en mis rodillas, y cierro los ojos, sintiendo como si las lagrimas de Kelly Weebers empaparan el hombro de mi camiseta.

-Nena, basta- Susurro, y entonces, comienza a llorar desesperadamente. Los sollozos pesados e intensos la inundan, y puedo sentir como si la tuviera sentada a mi lado, empapada en sus propias lagrimas, con su telefono pegado a la oreja. Aqui, junto a mi.

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