Capitulo 3

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La habitacion   amplia, limpia y poco amueblada. La pintura, sin embargo, le da un aspecto cansino y desgastado. Al final del pasillo, hay una ventana que da a la avenida y junto a esta, una chica sentada en una mecedora, de cara al paisaje.

-Hola... disculpa... busco a...- No recordando el nombre de mi clienta siquiera, rebusco en mi telefono hasta dar con su nombre- ¿Eleanor Gray?

-Usted debe ser el señor Clark- Susurra tan suavemente que casi le pido que lo repita una vez mas, y permanece de espaldas a mi, - El entrenador de Lazarillos... ¿Verdad?

-Claro... ¿Usted es la hija de la señora Gray?- Inquiero, tratando de quitarle un poco mas de conversacion. Pero tal parece que mi pregunta no fue oportuna.

Se incorpora en la silla. Su cabello semi pelirrojo recogido en una coleta sumamente desprolija me desconcentra y en el momento en el que puedo tener una vista de su rostro, parpadeo, sintiendo como si no pudiese respirar. Como si la simple tarea de lenar de aire mis pulmones fuera la cosa mas dificil del mundo. Dios mio, ella era la Señora Gray.

Ayudandose de los brazos de la mecedora, aferra sus manos y se pone de pie con sumo cuidado, las piernas le tiemblan ligeramente y se ve sumamente delgada. Su rostro joven y palido solo me transmiten dolor y, aunque yo no lo quiera asi, lastima. 

Dos gruesas bolsas de ojeras se encuentran debajo de un par de ojos de irises completamente grises claro, y una mirada ausente en su totalidad se mueve libre por el aire. La señora Gray camina lentamente hacia mi, agarrandose del inmueble mas cercano que encuentra. 

-Señora Gray, no es necesario- Digo, caminando hacia ella hasta que quedo a tan solo un par de pasos de distancia.

-¿Señora Gray?- Susurran sus labios palidos y sin vida, y se ve completamente neutral. No parece ofendida, y sin embargo, algo me dice que no le agrada que la llame de ese modo- Oh no, ella murió hace mucho tiempo ¿Sabes?

-Lo siento mucho- Susurro aunque no se muy bien que decir al respecto. Ella frena su andar con sus manos aferradas al desgastado sillon de la sala y trago saliva. Me transmite una sensacion de intraquilidad dificil de explicar- Solo venia a presentarme, y a decirle que yo seré quien entrene al perro que pidió.

-Por mi...- Dice con la voz reseca, como si de pronto le costase hablar, y se aclara la garganta. Sus ojos apáticos se llenan de brillo- Por mi está bien. 

Un silencio aun mas incomodo que nuestro dialogo previo se impone con voracidad entre la mujer de la mirada ausente y yo, y casi involuntariamente, abro y cierro mis manos en puños, estirando mis nudillos como si estuvieran acalambradas, y casi podria jurar que una gota de sudor corre por mi frente. 

Estoy seguro de que es solo el hecho de que no he dormido lo suficiente y aun estoy cansado, y me aferro a ese pensamiento para justificar mi nerviosismo repentino- B-Bien- Digo casi tartamudeando- En el correr de la semana la llamaré para coordinar un dia en el que le presentare a su nuevo amigo- Algo en mi queria aferrarse a no terminar de conversar con la muchacha ciega. Algo en mi queria mantener esa charla... tanto como pudiera- Y... cualquier cosa que necesite...

-Yo lo llamaré- Vuelve a susurrar tan inaudiblemente que casi no la escucho.

-Me retiro- Susurro esta vez yo, casi disgustado al entender que mi presencia no es de su total comodidad- Que tenga una buena tarde.

Ella se queda quieta... por instantes, como si pensara lo que esta a punto de decir. Su mirada antes perdida ahora parece mirarme fijamente a los ojos, como si adivinara mis facciones, como si pudiera verme...


Es como si aun estando ciega, ella pudiese ver...








~






El mediodia casi matutino del jueves quince, decido que es suficiente de mi tiempo fuera y que es hora de empezar a trabajar. Cuanto antes logre que el cachorro se adapte con la señora Gray, cuanto antes volvere a Michigan. Cuanto antes, volveré a los brazos de mi amada.

Con diligencia, me encamino a "la estacion", el lugar que en realidad no es otra cosa que un anexo de la FRP lo que, en siglas, representa a "Finding Ready Paws", la asociacion de entrenamiento de canes con fines laborales mas grande del pais - Quizas, una de las unicas que se interesan en asuntos de esta índole.

La FRP es una empresa que garantiza la crianza, desarollo en condiciones de salud favorables y un entrenamiento adecuado para todos aquellos canes que pueden ser destinados a no ser un simple perro que da la pata, se sienta o se hace el muerto. Nuestros canes docil y amorosamente entrenados y educados saben muchos mas que eso. Desde docenas de perros policias que son comprados y distribuidos, hasta los fieles perros lazarillo, que cuidan incondicionalmente de la vida de miles de personas con discapacidades visuales o motrices. Sin duda, la FRP era una empresa visionaria, con un proposito que contribuia a este mundo, y yo me sentia orgulloso de trabajar ahi. 

Al llegar a la estacion, lo cual era bien parecida a una de bomberos, me registro en recepcion hasta que un tal Kendall venga a por mi. 

-¿Tu eres Hansel?- Una voz femenina y briosa se dirige a mi y al levantar la vista a mi lado, una mujer de estatura sumamente baja, de quizas un metro cincuenta, con un simpatico gorro de lana al estilo hippie y una sonrisa amplia y bondadosa se dirige a mi- Si, debes serlo. 

-Si, lo soy- Medio rio poniendome de pie- ¿Tu eres Kendall?

-Esperabas... un Kendall- Gruñe con tono masculino y una carcajada brota de mi garganta- Descuida, estoy acostumbrada. Sigueme, hoy conoceras a tu colega de trabajo. 

Froto mis manos en ese caracteristico movimiento que se realiza para darles calor, pero lo hago con una intencion de emocion y comienzo a caminar detras de la muchacha. Una valla de tejido alambrico se extiende delante de nosotros luego de un rato, y tras esta, un par de metros mas allá, una puerta de madera de color blanco.

Ella saca un manojo de llaves pequeño de sus pantalones holgados y abre primero la puerta alambrada permitiendonos el paso y la cierra tras de si. Luego, abre la de madera y automaticamente los ladridos y olores caninos me invaden. Una docena de perros se encuentran durmiendo, jugando o correteando por la inmensa habitacion. 

-Bien, Hansel- dice cruzandose de brazos e intentando reprimir la risa que le causa ver a uno de los adolescentes caninos perseguir su rabo- Aqui tienes a los profesionales del mañana. Elige con cuidado. Me llamas cuando termines- Anuncia y entonces, se retira de la habitacion por la misma puerta que entramos y me deja ahi, en solitud con los simpaticos peludos. 

Los observo cuidadosamente por un rato, algunos de ellos vienen a saludarme como si quisiesen ganarse una buena opinion pero en mi mente, todo lo que quiero encontrar es al perro perfecto para esa muchacha. Un perro que sea leal como ninguno... uno que represente a la empresa, uno que dignifique mi trabajo como entrenador de lazarillos...

Pero entonces, lo recuerdo. 

Recuerdo el momento en el que entre a la habitacion y me la encontré ahi, sentada frente al ventanal, meciendose suavemente... Sentada, frente a ese ventanal, como si tuviera la capacidad de mirar fuera, de disfrutar el paisaje fresco que le ofrecian las despobladas calles de este lado de Portland. 

Y entonces, lo entendi. Ella necesitaba un perro que la acompañara emocionalmente y no solo como perro de guia, si no como un real amigo, que estuviese ahi cuando nadie mas pueda...

Y entonces, lo veo. Un perro bastante peculiar. Tiene los rasgos fisicos de un ovejero aleman, pero su pelaje dista mucho de la raza mencionada, pues es largo y suave como el de un golden retriever, de un color cacao tan particular que se me hace imposible no fijarme en el, pero aun mas por el hecho de que no se levanto ni a saludarme, ni a beber o jugar con los otros, si no que permaneció recostado en el piso, con su cabella acunada entre sus patas, como si esperase. 

Su postura solo me recordaba a la postura de Eleanor Gray el primer dia que la vi, mirando por la ventana de su casa... como si esperase algo de la vida. Algo de alguien... quizas, algo de mi...

-Eres tu, amigo- Digo acercandome a el y noto como alza la vista notando mi cercania, y tomo ligeramente de la placa adherida al collar que rodea su cuello- Vamos, Fergus, te espera una gran vida por delante. 

Veo Veo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora