Un largo silencio se pronuncia entre los dos, y mi mente trabaja a mil por segundo.
¿Veo veo?
Que ironía.
Tanto la castigó esta vida, que no solo le quitó a la persona con la que disfrutaba su juego favorito, su padre... tambien le quitó la vista; lo único aquello con lo que podía jugarlo.
Le quitó toda oportunidad de revivir aquellos momentos con su padre.
-Veo veo- Susurro, en voz baja, y puedo notar como su pecho sube y baja lentamente... ya no llora.
-¿Qué ves?- Dice, con su cabeza recostada en mi pecho.
-Una cosa.
-¿Qué cosa?
-Maravillosa- Digo, con una gran sonrisa y mirandola abrazarme mas de lo que ya lo hace- Absolutamente maravillosa.
-¿De qué color?- Medio rie con su voz somnolienta.
-Mmm... dificil eligir, es de varios colores- Bromeo y ella alza la cabeza como si me pudiera mirar a los ojos, y en sus ojos hay una expresion de falsa indignacion por burlarme de ella- Pero, cuando llora, o cuando rie, se pone toda roja, colorada colorada...- Comienza a reir y reir, mientras vuelve a recostarse sobre mi, y mientras la abrazo- Como un pequeño, dulce y lindo tomate.
-Basta- Rie y yo me uno a esa armoniosa carcajada que suele soltar, y que hace que mi estomago se revuelva.
Y así, los dos acostados en su cama, abrazados y felices, así y solo así, me siento pleno.
Porque yo la tengo a ella, y ella me tiene a mí. Somo ella y yo, y nada puede parar algo así de fuerte y autentico.
~
Cuando se quedó dormida, la cubrí con una manta y la dejé en su cama, y procuré moverme sin despertarla. Cuando lo logré, busque mis cosas y me fuí a casa.
-Buenos días- Exclamo abriendo la puerta del apartamento de par en par, pero hago silencio cuando no veo a Eleanor por ningun lado- ¿Ellie?
Otro silencio totalmente mudo le sigue a eso. Miro hacia la cocina y no hay nadie ahí, luego miro hacia la ventana donde normalmente ella está sentada, pero todo está tal cual lo dejé ayer en la tarde.
-¡Ellie!- La llamo y entro al lugar. Me dirijo hacia el pasillo y mi corazon comienza a latir exageradamente rapido cuando por mi cabeza comienza a pasar la terrible idea de que algo le haya sucedido.
Cuando llego a la habitacion y la abro, una oleada de alivio recorre mi cuerpo entero cuando la veo, durmiendo como un gatito, acurrucada entre la cobija y abrazando la almohada a su lado. A sus espaldas, Fergus me observa como a un bicho raro.
Solo se quedó dormida.
Suspiro cerrando los ojos y, luego de acercarme a ella para depositar un beso en su mejilla, decido que la dejaré dormir un rato mas. El animal me mira de reojo cuando me le acerco y, como si yo estuviera loco, se me ocurre hablarle.
-¿Por qué me miras así, viejo? ¿Acaso nunca te has enamorado?- Argumento, y el ladea la cabeza para hacer un suave quejido de cachorrito asustado- Ven. Vamos a desayunar.
El se baja de la cama y camina junto a mi hasta salir de la habitacion. La miro una vez más, siendo la primera vez que la veo dormir, es como desbloquear un nuevo nivel de ternura y encanto.
Cierro la puerta para dejarla descansar y camino a la cocina. Busco el plato de Fergus para darle de comer y decido que no trabajaré en la ventana hasta que Eleanor despierte, para evitar hacer ruido.
Me siento en el sillón y decido navegar un rato por mis redes sociales, me entretengo viendo algunos videos en facebook y juego un rato en una aplicacion que descargué y hace mucho que no usaba.
Cuando son las once, decido que le prepararé el desayuno y la iré a despertar. Debido a que no tiene muchas cosas en la heladera, lo unico que puedo prepararle es una taza de té y tres panes con mermelada.
Abro la puerta, camino hasta la mesita de noche y dejo todo ahí. Noto como se remueve en su sitio, y aprovecho el momento justo para volver a depositar un beso en su frente. Entonces, un quejido brota de su garganta.
-¿Hansel?- Balbucea con la voz adormilada, y sonrío de oreja a oreja. Ella estira su mano hasta mi acaricia mi mejila- Buenos días.
-Qué tal, bella durmiente- Digo sin poder borrar la sonrisa de mi rostro y beso otra vez su frente- ¿Tienes idea de qué hora es?
-No lo se- Dice, y tantea el reloj de madera en su mesita, y toca las agujas con la yema de sus dedos. Entonces, casi que pega un salto en la cama y se sienta- ¿Son las once de la mañana?
-Dormiste como un bebé, aproximadamente quince horas- Rio y ella se lleva las manos a la cabeza.
Es curioso, porque se ve de una forma extraña. Su cabello esta totalmente despeinado y enredado, hay lagañas en sus ojos y definitivamente su aliento no es el mejor.
Y aun asi, no deja de ser perfecta. Ella lo es. Es benditamente perfecta.
-Oye- Dice y estira su mano hasta dar con mi brazo y lo empuja levemente- Cuando revisé la hora en mi reloj toqué una taza.
-Te traje el desayuno- Admito y ella restriega sus ojos sonriendo un poco.
-Eres lo máximo- Dice, con cara de sorpresa, y toma un poco de té.
-Si fuera por mí te miraria desayunar toda mi vida- Digo y noto como ella se atraganta con el té y me lo devuelve mientras con una mano se abanica la lengua a lo que me rio con mucha fuerza, y cuando termina,le devuelvo la taza- Pero, si me disculpas, iré a trabajar un poco en la ventana y luego te ayudaré a empacar. No olvides que nos iremos en la noche.
-Lo sé- Rie y sorbe otro poco de té- Y estaré muy despierta durante el viaje porque he dormido demasiado.
-Pues yo preferiria dormir- Admito- le tengo un miedo demencial a volar.
-¿De verdad?
-Creo que ya te lo habias dicho- Vuelvo a comentar aun sonriendo- Por eso jamás podria ser un superhéroe. No podría volar por las nubes como Superman.
-No necesitas volar para ser como Superman- dice y deja la taza en la mesita de noche. Sus manos se estiran hasta tomar mis mejillas... yo creo que tiene una extraña obsesion con ellas- Tu ya eres un héroe, Hansel Clark. Tu eres mí superheroe.
Y tira de mi cara para depositar un beso en mi mejilla izquierda.
-Tu eres mi superhéroe.
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Veo Veo ✓
RomanceUn accidente que lo cambió todo. Una joven que quedó huerfana a sus diecisiete años. Un alma rota, dolida, quebrantada y solitaria. Sus ojos sin vida, que se mecían por la habitación una y otra vez. Todo en su vida se había reducido a es...