Es extraño.
Apenas puedo recordar qué sucedió con exactitud después de eso.
Sólo sé que, inevitablemente, y gracias a que siempre llevo mi billetera conmigo, pude dormir en el mismo motel de antes.
Me acuesto en la cama, intento conciliar el sueño, pero simplemente no lo consigo.
No, después de hoy.
No, despues de recién.
No, después de lo que pasó.
No, despues de Eleanor Gray.
¿Acaso me equivoqué al pedirle a su tía que se marchara?
¿Debí dejar que nos intimidara por siempre?
Quizás, si solo lo hubiera dejado estar, se habría cansado de nosotros y habria vuelto al lugar del que salió.
Pero ella atormentaba a mi chica pelirroja. La denigraba cada vez que podía, y le recordaba todo el dolor que sufrió...
¿Por qué Eleanor no pudo ver eso? Solo intentaba protegerla...
Mil pensamientos divagan por mi mente, y una y otra vez, su rostro lleno de encanto y felicidad viene a mi mente. Su piel palida y rosada, sus ojos redondos y grandes, su cabello despeinado, sus labios pequeños y apenas abultados...
Y me paso horas, mirando el techo de la habitacion, llorando como un tonto idiota enamorado, y pensando... qué habría pasado si no la hubiera defendido de esa alimaña carroñera.
Trago saliva, cerrando los ojos, sintiendo como las lagrimas ruedan por mis mejillas hasta mojar el edredón, y me quedo dormido.
~
Cuando mis pies tocan el piso de mármol donde comienza el edificio de la casa de Eleanor, siento como si pisara el hades.
He venido a buscar mi maleta y mis cosas... he venido a ver qué demonios voy a hacer cuando me la cruce. Quizás no le hable, quizás le pida perdon por todo lo que hice mal antes de marcharme... quizás nisiquiera se encuentre allí.
Abro la puerta de su casa con la copia de la llave que hice para mí.
Pongo un pié en el lugar, y mi corazón se encoge.
El lugar se encuentra totalmente vacío. La cocina está impecable, como si acabaran de limpiarla. El piso luce limpio, los muebles lustrados... y la ventana y todos los muebles lucen preciosos.
Cada mueble esta lleno de las cosas que compramos. Tiene frascos llenos de dulces, piruletas, chocolates y todo tipo de golosinas que un niño puede comprarle.
Bebidas, refrescos, latas, cervezas... aperitivos, snacks, y un monton de otras cosas que compramos.
Parece que todo está listo para el día que... Eleanor decida abrir la tienda.
Suspiro e intento contener las ganas de llorar, que nunca me abandonan cuando pienso en ella.
En lo poco que duró lo nuestro.
Pero, al mismo tiempo, en lo magnifico que fue cada momento que compartimos.
Cada sonrisa, cada broma, cada lagrima, cada discusion... cada abrazo y cada beso que le dí.
Recuerdo el día que la conocí, ahí, sentada en su vieja mecedora, de cara a la ventana...recuerdo como camino hacia mí, a pesar del dolor que envolvía cada parte de su cuerpo...

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Veo Veo ✓
RomanceUn accidente que lo cambió todo. Una joven que quedó huerfana a sus diecisiete años. Un alma rota, dolida, quebrantada y solitaria. Sus ojos sin vida, que se mecían por la habitación una y otra vez. Todo en su vida se había reducido a es...