Un alma rota [AU's de Undertale X Reader]

Capitulo 65

Una excursión al pasado 3/3
***

La luna parecía estar en el punto más alto, jadeaba un poco de lo cansada que estaba.

—¿En serio eres tú ______?— pero el aliento se me fue en cuanto mire a ese chico.

—Soy yo Ulises de la escuela— ¿De la escuela?.

—Los chicos que mataste, ellos me obligaron a intentar robar tu libreta—.

"Vaya el chico al que le quitaste el lugar".

—Te recuerdo— me quite la máscara ya no tenía caso esconderme.

—Vas a matarme ¿verdad?—.

"¿Tienes que hacerlo?".

Sabe quién soy, no puedo dejarlo así.

—Solo te pido que no le hagas daño a mi hermano— apunté mi machete de vuelta a su garganta.

—Está vigilando el edificio— ya no lo reconocía, se ve tan diferente con esa ropa y el cabello pintado.

—Levántate— se puso de pie y cerro sus ojos, acerque el filo a su garganta y lo sostuve así. ¡Maldita sea! Negué con la cabeza y solo baje el arma, en cuanto lo hice el abrió sus ojos sin comprender.

—Hay que irnos antes de que la policía llegue— el sonrió aliviado, para empezar a seguirme.

—Espera— Ulises camino al otro extremo del almacén para abrir una compuerta en el suelo.

—¿Que hay ahí?— al asomarme pude ver qué saco una mochila llena de dinero, pero había más.

—Es todo el dinero que han robado— estos malditos se pudrían en dinero y aún seguían robando.

—Podria servir para algo— mire los cadáveres. Solo nosotros sabemos de esto.

—Sácalo todo— coloque el machete en el cinturón que traigo, cuando noto que iba hacia la salida, agarre la bolsa que quedaba con el dinero, cerré la puerta evitando que saliera, para tomarlo del brazo al aparecer a su lado.

—Tomaremos un atajo— asíntio sorprendido y desaparecimos del lugar para aparecer en otro lado, en un parque que está en otra colonia.

Solté a Ulises y mire alrededor no parecía ver a nadie, sin embargo, acomode la mochila que traía en mi espalda, y agarre bien la otra que Ulises traía en su mano y empecé a caminar fuera de ahí.

—Hay que alejarnos mas— empezamos a caminar, me sentía cada vez más cansada, pero debíamos alejarnos tanto como se pueda, ya no podía transportarme de nuevo con mi compañero, menos con esas tres mochilas de dinero.

—Entonces ¿Me dejaras vivir?— Trataba de seguir mi ritmo.

—No veo porque matarte— no era cierto. Tenía más razones para matarlo que para dejarlo vivir.

—¿Que hay de mi hermano?— es cierto, lo había olvidado por un momento.

—Ire por el no te preocupes— a lo lejos en medio de la calle ví una iglesia, con un enorme jardín. Algunas ventanas estaban rotas, la puerta y sus paredes parecían estar pintadas.

—Este será un buen lugar— fuimos hasta la puerta.

—Esta cerrado— tome a Ulises y nos transportamos a dentro. Caí al suelo de la iglesia soltando las bolsas del dinero.

—¿Estás bien?— asentí tratando de arrastrarme a la pared.

—Si solo dame un minuto— pero ese minuto se fue a la basura cuando escuchamos a las patrullas pasar.