La mansión de Mettaton 1/2
***Subíamos las escaleras sin perder tiempo, y lo que es curioso, siempre mantuvo su distancia conmigo, pero sin dejar de ser amable. No sé si sentirme tranquila o no.
No dijo nada de esa noche, me habló como si no me conociera.
—Ya verás que quedarás hermosa— sigo a Papyrus no me atrevo a ir delante.
—Bien, es por aqui— Mettaton camino a una puerta y la abrió indicando que entrara.
—Vamos, vamos, hay que terminar antes del amanecer— camine hacia la puerta viendo que era una habitación como cualquiera. El solo ver la cama sentí pánico, me paralice del miedo.
—No Papyrus, no se puede ver el cuerpo de una dama— justo en ese momento sentí que me ahogaba, y aún que Papyrus no parecía entender. Yo lo sostuve del brazo.
—Quiero que este conmigo— Mettaton no pareció pensarlo mucho.
—Bueno entonces pasen ambos— tan diferente y flexible, tenía que darme cuenta hace tanto tiempo ¿Cómo era Mettaton en esos mundos?
—Bien cariño déjame verte— mire a Papyrus quien parecía emocionado de ver a Mettaton.
Suspiré y me quite los lentes y el gorro, Papyrus los sostuvo para darle después la sudadera. Me quedé quieta mientras él caminaba a mi alrededor con su mano en su cintura, sentía su mirada penetrante recorriendo mi cuerpo de arriba a abajo. Solo podía respirar en mi interior y mirar a Papyrus quien ponía atención a todo con su inocente sonrisa.
—Podria empezar con tu cabello y tú ojo— tocó mi barbilla de forma inesperada y retrocedi por la impresión y sentí a Papyrus al chocar con él.
—Tranquila humana, he visto a otros humanos que cepillan el cabello y no hay dolor— respire profundo, con el aquí me siento más segura.
—Disculpa por asustarte. No haré mucho, solo un corte por aquí, una despuntada por aqui y hay que desvanecer el fleco— el robot se quedó mirando un poco más.
—Habra que encargarse de ese color de cabello, el color peculiar de negro y el azul de las puntas, son un rasgo de tu fisico— camino hasta el armario al abrirlo parecía un segundo cuarto. Sin embargo había tantas cosas que la gran mayoría no entendía que eran.
—Sientate aquí querida— saco un frasco entre todos colocando una silla en medio, dejo varios frascos en la mesa de noche que ya había jalado hasta la silla.
—Hay que empezar, relájate pequeña— me puso una tela grande encima de mi cuerpo
—En este punto no podrás moverte— esas palabras me aterraban.
—Papyrus cariño ¿Podrías ponerte aquí a su lado? y no sueltes su mano. Esto podría ser algo abrumador— al sentirlo, mi alma dejo de temblar.
—No te preocupes humana yo te protegere— y empezó a palpitar.
—Mira al frente mantén tu cabeza derecha y no te muevas, cortaré un poco de tu cabello— así tal cual lo hice. Escuchaba las tijeras, caía algo de cabello en mi cara y cerré los ojos.
—Esta bien cariño, no sucede nada, solo no te muevas— me volví a quedar quieta.
—Ya casi acabo— así fue por unos minutos más. Me peino de nuevo quitándome esa enorme tela y la sacudió para volverlo a poner.
Se poso frente de mi y seguía mirando mi cabello. Estaba sumido en cada corte, en cada mechón de mi cabello. Agarro las cosas del buró y se las llevo.
—Tendre que decolorar tu cabello— no se que signifique eso, pero me quedé quieta de nuevo de acuerdo a su indicación.
Alcance a ver qué se ponía guantes, y empezó a secar mi cabello mojado. Escuché que revolvía algo y tomo mechón en mechón untando algo de un fuerte olor que picaba mi nariz. Paso el tiempo el reloj parecía detenido y ya quería moverme.
—Ya casi termino espera un poco mas— ya había cerrado mis ojos cansada de estar quieta y al recostarme un poco en la silla. El dulce aroma a flores, el ruido del agua callendo, y de la fricción de la toalla.
—Ya puedes moverte cariño— al abrir los ojos note que secaba mi cabello, y ese desagradable olor suplantado por uno más agradable. Cepillo de nuevo y quedé asombrada de ver el color que había adoptado, parecía un gris bastante claro el azul de las puntas se había ido y junto al corte parecía otra.
—¿Que te parece?— era impresionante, me quite la tela para mirarme por completo. Era extraordinario. Sin embargo ví a Mettaton regresar a ese armario, miraba distintos frascos de un estante y volteaba a verme.
—Podria ser un castaño, rubia quizas— no parecía que esto terminará aún. Ya era diferente, pero al parecer quería seguir cambiandome.
—No, no, no. Son colores simples, muy arrebatados. Necesito resaltar la inocencia que tu ojo desprende— ¿Inocencia?
"Papyrus no es el único que lo piensa al parecer".
¿Y hasta cuando ibas a hacer acto de presencia? Tenía mucho que no sabía de ti.
"Solo te di tu espacio, creí que sería bueno para ti".
No dependo de ti si es lo que quieres decir, sin embargo llegaste en buen momento.
—Este color es perfecto— saco un frasco blanco con una etiqueta violeta bastante claro.
Vi que se acerco con el frasco y en un pequeño balde empezó a prepararlo, podía escucharlo y también el aroma empezó a picar mi nariz con su olor, uno no tan penetrante como el otro. Sin embargo aún me sentía ansiosa, ya deseaba que acabará, ya quería levantarme.
—Bien cariño, quedarás divina— cuando me di cuenta ya tenía mi cabello entre sus manos y un pedazo de aluminio, mechón por mechón escuchaba el como lo manipulaba y avanzaba por mi cabello. Uno tras otro, colocaba el tinte.
—No te muevas cariño, ya estamos acabando— Al paso del tictac del reloj, el tiempo voló y mi cabeza ya estaba cubierta por completo.
—Ahora vuelvo amores— ví a Mettaton sonreírme.
—No te levantes de la silla, tampoco te quites nada, hay que esperar un rato— se quitó los guantes y salió de la habitación, aquello me llevo a relajarme un poco. Solté la mano de Papyrus, y el aún así se quedó ahi mismo. No dijo nada, solo se recargo en mi al sentarse en el suelo, parecía bastante cansado.
—No tenías que haberte quedado de pie junto a mi, menos sosteniendo mi mano todo el tiempo— Papyrus volteo a verme sentía que miraba mi alma con esos tiernos ojos.
—Estabas muy nerviosa por eso lo hice— lo sé, se que eres así siempre sacrificandose por otros. Quisiera que no lo hicieras, no tan abiertamente.
—¿Cómo te sientes humana?— me siento nerviosa, con miedo, solo quiero irme a casa, aunque también quiero ver el cielo de nuevo.
—Estoy bien, solo un poco... No. Estoy bien realmente— Papyrus quizás sepa que estoy mintiendo pero solo desvía la mirada al suelo y después a la pared.
—¿Cómo está Frisk?— me vio de reojo por un instante y miro al frente de nuevo.
—Tendrás que enterarte en algún momento, pero ahora no— sus palabras tan serias y complejas, podía notar que había madurado sin darme cuenta. Pero eso me asustaba no solo por su cambio si no por el cambio del exterior y por Frisk.
—¿Que tan malo es?— no puedo exaltarme pero tampoco puedo evitarlo.
No contesto.
—¿Tan mal está todo?— ¡Dios! ¿Que está pasando allá fuera? ¿Cómo voy a lidiar con el mundo con un alma rota?
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Un alma rota [AU's de Undertale X Reader]
Fiksi PenggemarExtrañas muertes tanto de humanos como monstruos inician la inquietud de todos los ciudadanos y la llegada de una chica que busca esconderse de su padre y quiénes jamás perdonarán lo que ha hecho. Con todo a su favor ella busca divertirse sin una p...