Capítulo (8).

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INFELIZ

"El colmo de la infelicidad es temer algo, cuando ya nada se espera."

-Séneca

Resumen: Emirhan ha conseguido lo que quería y nuestra pobre Aydan ha tenido que aceptar todo en silencio

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Resumen: Emirhan ha conseguido lo que quería y nuestra pobre Aydan ha tenido que aceptar todo en silencio. ¿Aguantará por mucho más?.

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Aquí estábamos en el auto, de camino a la iglesia para concretar la boda.

Al principio me quería escapar sin importar las consecuencias, y lo pensé mejor, eso no iba a traer nada bueno; Son capaces de quitar todos los derechos a las mujeres solo por mi equivocación, las mujeres de esta tribu no merecían eso y me iban atrapar más pronto de lo pensado y todo terminaría peor de lo que empezó.

Por otro lado pensé qué tal vez pueda convencer a Emirhan de darnos más derechos, pero él siempre pediría algo a cambio y yo no sé si sea capaz de dárselo.

La verdad quiero hacer tantas cosas, pero estoy tan asustada, a veces solo quisiera que alguien me dijera que todo va estar bien. Que patética soy.

Casarme con Emirhan. Ayer estuve hablando con mi madre y me dijo que tal vez después lo llegué a amar; y yo nunca me enamoraría de él.

Me ha hecho pasar por demasiadas cosas. Cosas que nadie más que él y yo sabemos. Cosas qué nunca olvidaré.

Me abrieron la puerta, mi corazón pegó un salto en mi pecho y vi la imponente iglesia. Daba miedo.

Comenzó a sonar una canción muy típica en las bodas de la tribu.

Las manos me sudaban, las piernas y los labios me temblaban. Vi a mi madre y a mi hermano alejarse, y entrar a la iglesia por una puerta lateral.

Cerré los ojos, tal vez es todo mentira.

Despierta.

Volví abrirlos y vi la mano de mi padre frente a mi. Trague saliva y la tomé dudosa, con mi mano tiritando y con un sentimiento de tristeza, todo lo contrario a lo que me imaginé que sería mi boda, comenzando con el novio.

Tenía otra persona completamente diferente en mi mente.

Él me ayudó a salir del auto y enredó mi brazo con el suyo. Y comenzamos a caminar.

—Perdón.—Lo escuché decir, parpadeé confundía. ¿Había escuchado bien?.—Por todo. Nunca enteras el porqué de muchas cosas, tal vez fui muy duro contigo. Lo lamento, pero ahora necesito que te comportes y no seas una niñita malcriada.—Tense mi mandíbula.—No me hagas quedar mal delante de todo el consejo.

¿Me pidió perdón? Porque tenemos una forma muy distinta de hacerlo. Tal vez ni siquiera esa era su intención y solo quiere que yo no haga una estupidez para dejarlo en vergüenza, al fin y al cabo es la boda más importante de este maldito pueblo.

Mi Maldición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora