(Narrador Omnisciente).
Aydan iba en la ambulancia. Estaba con el alma más del otro lado que en este.
—Hay que transfundirle sangre. Rápido.—Un paramédico gritó, un poco desesperado.
Estaban haciendo todo lo que estaba a su alcance para que Aydan sobreviviera, sobre todo porque se lo habían prometido a un amigo, a un hermano.
Todos los que estaban en esa ambulancia sabían que estaban a punto de cometer algo atroz, algo que le iba a producir mucho dolor a una persona, pero que estaban ayudando a que otra sea feliz y que lo merecía.
Enver les había llamado unos 20 minutos atrás advirtiéndoles lo que iba a suceder. Pero pidiéndole un favor, cobrándoles a cada uno todo lo que él había hecho por ellos. Al principio ninguno de ellos le creyó, pero cuando recibieron el llamado se dieron cuenta de la promesa que habían hecho.
Enver había sido claro, quería que se reunieran en un punto de la carretera, para que le entregaran a Aydan, pero ya más estable, tan estable como para que pudieran irse a otro hospital. Uno lejos del pueblo.
Después de entregar Aydan tenían que hacer creer que tuvieron un accidente, tirando la ambulancia por un acantilado, claramente sin nadie dentro, era creíble, porque todos los vehículos que iban hacia el hospital tenía que pasar por ahí, por la carretera más peligrosa, el clima ayudaba, esta lloviendo fuerte, tan fuerte como para producir ese accidente.
Los paramédicos sabían que tendrían que irse de ese pueblo. Menos mal ninguno de ellos lo quería mucho y tampoco nada les ataba ahí.
Cada uno se miró una vez más, algunos tenían duda pero sabían que todo valía la pena, todo por su amigo, todo por su hermano de otro madre.
Y todo se hizo como se había acordado.
.
.
.(Narra Aydan.)
—Aydan...—Sentí que alguien me comenzaba a mover, bruscamente, apena podía abrir mis ojos— lo logramos. Ahora necesito que te quedes conmigo, necesito que pelees esta batalla.—Asentí a duras penas.
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Mi Maldición.
No FicciónÉl era un machista, en una tribu donde se regía por sus leyes. Él siempre estuvo ahí para joderme la existencia, y alejarme de todo. Él siempre me dijo que iba a moldearme a su gusto, y yo tendría que aceptar. Nunca me cansaré de decir que es un gra...