Capítulo (13).

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LA INOCENCIA DE LA NIÑEZ.

"Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo. Para cuando la razón es capaz de entender lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas."

-Carlos Ruiz Zafón

No volvimos hablar de la escena de celos de Emirhan

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No volvimos hablar de la escena de celos de Emirhan. No quería más drama por esa noche y tampoco la quiero esta mañana.

Estoy tendida en la cama, mirando hacia el techo, pensando en mi vida; Y bastante que tengo por pensar.

Emirhan se levantó hace unos minutos.

Vivimos solos en esta mansión, es como una tradición que la esposa se venga a vivir con su marido, yo no sería la excepción.

Debe estar por llegar la hermanita de Emirhan, creo que se llama Azzu, no estoy muy segura, casi nunca hablan de ella y ella tampoco habla mucho. Espero conocerla hoy, hablar con ella, tal vez Azzu no tengo mucha confianza con sus padres y puede estarle ocurriendo cosas en el colegio, con sus amigas, etc. Yo a pesar de todo siempre tuve a mi madre que me escuchaba, aún que no me ayudase, ella siempre me escuchaba y eso me ayudaba muchísimo.

—Aydan, levántate, va llegar mi hermana y mi padre viene a dejarla. ¡No quiero que te de un sermón y que a mi me diga que no sé educar a mi esposa!.—Creo que me lo grito del baño, ¿en qué momento había entrado?, sin embargo, Tenía razón, no necesito discursos del viejo diciendo que me tengo que levantar a cierta hora para atender a mi marido y bla, bla.

—Estoy lista en 10 minutos.—le medio grite al energúmeno para que me escuche.

Y comencé a vestirme, cuando estaba buscando mi hiyab, Emirhan salió del baño, recién bañado y con una toalla en la cintura.

—Emirhan, ¿Por qué viene tú hermana?.—le pregunte con genuina curiosidad.

—Mis padres van a salir, y quieren estar solos. Mi padre me pidió el favor de cuidarla.—Emirhan me vio de pies a cabeza y me dio un asentamiento de cabeza. Se fue acercando y me rodeó mi cintura con sus brazos. Yo aún no me acostumbraba a su toque.—Hoy vamos a tener sexo.—Puso su cabeza entre mi cuello y hombro. Me tensé un poco.—Cuando me fui, era las más linda de la tribu, pero al volver además de ser linda eras ardiente. No voy a negarte que quería follarte cada vez que te veía. Al igual que todos los estúpidos de mierda de la tribu.—Tú eres uno.

Creo que acaba de afirmar algo y no preguntar. Además de dejarme claro que sigue siendo el mismo imbécil.

—Yo voy a bajar, por si tu padre llega.—Me intenté separar de él. Sin embargo no pude, me tenía sujeta con fuerza.

—Creí que habías superado el miedo a mi pene.—Lo dijo con un tono de burla.

Imbécil.

—No es eso Emirhan, simplemente que estás afirmando algo y ni siquiera preguntas, el sexo es de a dos, si no hazte una paja y deja de joderme. Además de toda la mierda que me estás diciendo—Me arrepentí al momento de que deje de sentir sus brazos en mi cintura y lo vi frente mío.

Mi Maldición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora