Capítulo (22).

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DECISIONES.
"Las puertas que abrimos y cerramos cada día deciden la vida que viviremos."

-Flora Whittemore

Tomé la prueba entre mis manos

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Tomé la prueba entre mis manos.

—¿Que significan dos rayitas?—Se lo dije en un susurro.

Sabía que significaba pero no quería creerlo.

Ella me miro.

—Positivo, Aydan. Significa que estás embarazada.—Lo último me lo dijo en un susurro.

Ella me miraba, buscando alguna reacción en mi, yo no demostraba nada.

—Es imposible.—Sonreí—No, yo tomo pastillas eso no puede ser. ¿Esas pruebas pueden dar un positivo falso, verdad?.—Mi voz se escuchaba cada vez más desesperada.

—Puede ser posible un 1% creo, tampoco estoy segura.—Si eso debe ser.

—No le digas a nadie por favor.—Ella asintió, segura.

No hablamos más.

Llegaron la mayoría de mis compañeros-por no decir que todos- junto con el profesor.

—Esté test, en la mayoría de ustedes, fue el primer contacto que su madre tuvo con ustedes y hoy estudiaremos los comportamientos y posibles sentimientos desde que sus madres supieron que tenían que hacerse este test, hasta el resultado positivo de éste mismo.

La clase continuó normal mientras yo me imaginaba todas las posibilidades de algo en mi interior.

Solo sabía que con certeza no le iba a decir a Emirhan, es capaz de no dejarme venir más a la universidad.

Mierda, es que si existía la posibilidad de estar embarazada no vería nunca más la universidad.

¿Soy egoísta por preferir mis estudios antes que un bebé?.

Nataly me dijo que lo más acertados en casos así son las pruebas de sangre.

Yo solo sabía de una persona en la que confiaba más que en mi misma y la cual me ayudaría. La cual no me juzgaría sin importar la decisión que tomara.

Tenía que actuar ahora, estábamos en hora de almuerzo.

Le pedí el celular a Nataly y ella me lo prestó sin preguntarme nada.

No podía usar el mío porque Emirhan se enteraría.

—Hola.—Se me produjo un nudo en el estómago al escuchar su voz.

—Azzad, soy Aydan.—Sí, me sabía su número de memoria.

—¿A qué se debe esta grata sorpresa?—Se escucho bastante exaltado.

—No te hagas el tonto, me debes un favor y necesito que me lo pagues, sin que absolutamente nadie se entere.

—Supongo que tienes razón, te debo una.—Suspiro—Te juro que seré una tumba.—Es lo mínimo que esperaba después de lo que me había hecho.

Mi Maldición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora