Capítulo (18).

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ENCADENADA
"Cuando el apego no tiene más razón que el hábito y no apetecen propósitos que den sentido y trascendencia, en el momento de soltar."

-SERGIO SINAY

El director me dió un cupo en psicología, creo que le debo muchos favores a Emirhan, entonces acepto casi inmediatamente

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El director me dió un cupo en psicología, creo que le debo muchos favores a Emirhan, entonces acepto casi inmediatamente.

Mañana tengo mi primer día como universitaria, y me siento extremadamente nerviosa, tengo un vacío en el estómago y realmente no sé cómo será.

Ayer con el energúmeno fuimos a comprar algunas cosas necesarias, mochilas, lápices, cuaderno, etc. Él no me ha dicho nada más acerca del tema, pero yo sé que hoy en la noche o mañana antes de irme va a marcar su territorio diciéndome cuantas babosadas se le ocurran.

Esto parece un sueño, nunca jamás en mi vida pensé en tener una carrera universitaria. Siento que ahora tengo tantas metas, metas que son alcanzables. Me siento tan capaz y útil de hacer muchas cosas.

Estoy en el baño mirándome en el espejo, y dándome cuenta que yo puedo. Salí de éste con una sonrisa en la boca, chocando con el pecho de alguien. Emirhan.

¿Quién más podría ser?.

—Te veo demasiado contenta.—Comentó.

Yo me fui hacia la cama. Y me senté.

—Lo estoy, estoy muy emocionada.—Contesté casi sin pensarlo. Él se comenzó acercar.

—Eso es bueno mientras sepas cuál es tu lugar.—Cuando estuvo cerca, comenzó a acariciarme el pelo.—Eres hermosa, demasiado para tu bien, caliente e inteligente, tendrás la atención de cualquier chico, hasta del más inesperado.—No me gustaba a donde se iba dirigiendo—solamente espero que recuerdes—tomo gran parte de mi pelo y lo apretó.—Que eres mía, Ángel.—Jalo mi pelo hacia atrás, por lo tanto mi cabeza se elevó, dejando visible mi cuello. Se acercó y me ¿olfateó?. Sentía su respiración ahí.

—Tan perfecta, que me dan ganas de encerrarte aquí.—Sentí sus labios en mi cuello, después su lengua, y como comenzó a succionar.

—Emirhan, basta.—Lleve mis manos a sus hombros y lo intenté alejar, al hacer eso, el jalo un poco más brusco mi pelo.—No quiero llegar con un chupeton. Se ve feo.—Intente que me escuchara. No lo hizo. De succionar despacio comenzó a hacerlo fuerte. Sentía como me empezaba a doler la zona. Ardía, no era algo que no podía soportar, sin embargo era incómodo y no me gustaba. Estuvo ahí 10 segundos y se alejó. Observo mi cuello y sonrió.

Me comenzó a besar.

Mierda, Emirhan se estaba comportando raro, o sea antes ya era un imbécil, pero ahora lo es el doble.

Mientras nos besábamos, me comenzó a sacar la ropa, más específicamente mi vestido.

—Emirhan, mañana tengo que ir a...—No dije nada más porque sentí un "shhh", en mi oído. Me siento obligada hacer lo que él quiera, él lo sabe, si no me quitara el derecho de ir a la universidad.

Mi Maldición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora