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>>Imagina con Aris:

En unas horas nuestro grupo caminaría al desierto para cumplir con nuestra premisa: "Matar al Sujeto A2, Thomas".

No me preocupaba el calor del desierto, ni la llamarada, ni siquiera los crancks. Había algo que hacía que mi cabeza doliera más que pensar en la posibilidad de estar ya más que contagiada o morir en manos de algun cranck, no, no era algo, era alguien.

Aris, el único chico que había en nuestro laberinto, aquel delgado y pálido chico era mi vida. ¿Y por qué digo era?, bueno, un día desperté en el campamento, algo me sorprendió, Aris no estaba abrazandome como siempre, no estaba allí cuidando mi sueño y cuando por fin pude reaccionar, busqué en todas partes pero no había rastro alguno de él. Todas las chicas aseguraron que la última vez que lo vieron fue entrando a nuestra pequeña casita de acampar, y que de allí, Aris no salió en ningún momento.

Lo cual era increible, pero vamos, cuando desperté todas estaban alarmadas por los tatuajes en sus cuellos, cosa que también podia catalogarse como imposible, pero eso no me interesaba, necesitaba saber dónde estaba Aris, o de nada serviría ser la Sujeto B10, mi hombro marcado con esas letras y una frase entintada en negro "La respuesta".

Era hora de irnos, todas llevaban un arma, algo parecido a un arco, conozco mi capacidad de pelea y es nula. Hasta Aris, mi debilucho novio podía ganarme en los combates en el Área.

Sonya y Harriet comenzaron a caminar, mientrás yo veía con cuidado cada aspecto del desierto. ¿Por qué haciamos esto?, ¿qué tan importante es "la cura"?, eran preguntas que rondaban por mi mente, hasta que Sonya hizo la seña de que nos escondieramos.

Estaba detrás de una roca, no, esto no es una roca, es un pedazo de edificio, mierda. Salí de mis pensamientos cuando lo escuché, su voz, su dulce voz y no pude esconderme más.

Allí estaba mi chico, rodeado de otros chicos, de ellos destacaban uno de ojos rasgados, un rubio y un tipo de cara confundida, y entonces comprobé que mi Aris era el más guapo que había visto jamás, ni el polvo en sus ropas o la cara de cansancio podían restarle algo de su belleza tan natural, pero no era momento de fantasear, y eso me lo hizo entender Sonya con un palazo en mi cabeza.

-Thomas irá con nosotras y nadie saldrá herido.- exclamó Harriet en voz alta, su tono había sonado frío, cruel, hasta a mi me dió miedo.

Miré a Aris, y él me miró a mi, su sonrisa se veía apagada al igual que sus ojos, quería correr y abrazarlo pero no podía ser imprudente.

Después de todo, habían conseguido a Thomas, lo llevaban arrastrando en una bolsa de tela, mientrás yo veía hacia atrás, esperando que Aris corriera por mi y escapar de todo esto.

Una de las tantas noches en el Desierto, me tocaba cuidar a Thomas, y para mi sorpresa, el sujeto no estaba por ningún lado, era agradable, pero demasiado curioso y temía que hubiera escapado, así que fui en su busqueda.

No debí haberlo hecho jamás, frente a mi, frente a Thomas, se encontraban mi tan preciado Aris y una chica delgada de cabellos negros azabache. Creí que estaban charlando con Thomas, que quizá era un plan de escape, hasta que ví bien, y se estaban besando.

Algo se quebró en mi, porque Aris jamás me había besado a mi, a pesar de todo lo que hacíamos el uno por el otro, no había más contacto allá de los abrazos y tomarnos de las manos, excepto cuando Aris dormía conmigo, y ahora mi corazón estaba roto esperando por una respuesta.

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¿Trágico, no?. Su escritora se encuentra triste, así que, hoy habrá algunos capítulos de este modo, ¿desean una segunda parte de este imagina? c:
Las leo y quiero mucho.

-Dani

•The Maze Runner: Preferencias e imaginas• [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora