• 56 •

1.5K 49 1
                                    

>>Imagina con Aris: (Parte dos).

Retrocedí algunos pasos, pero mis torpes piernas y los millones de pensamientos que rondaban por mi mente en ese momento lograron hacer que tropezara.

Caí de espaldas al suelo, y no sabía que era más doloroso, si el golpe o la traición de Aris.

Tras mi caída, sentí la mirada de las tres personas frente a mi. Teresa era una cínica, la sonrisa en su rostro era enorme, y no tardaría en estar deforme si me levantaba a romperle la cara. Thomas tenía sus ojos llenos de lágrimas, al parecer el chico tenía sentimientos por Teresa o quizá por Aris, eso jamás lo sabría, pero deseaba que fuera por Teresa o tendría que golpear a dos personas por el amor del chico.

¿En qué rayos estaba pensando?, Aris estaba besando a Teresa y yo aún quiero golpear a estas astillas por su amor.

Me levanté del suelo como pude, con movimientos bruscos y sacudí la arena de mis prendas, aunque que más daba, si estabamos en pleno desierto.

Me alejé, y lo peor de alejarte de alguien, es cuando esperas que corra a detenerte y no sucede nunca.

Esperaba que el ojiazul corriera a mis brazos, pidiendome una disculpa o algo por el estilo, pero eso jamás ocurrió.

No podía simplemente irme, oh no, tenía que atormentarme cada minuto de mi vida, así que regresé a aquel lugar.

No había rastro de Thomas, ni de Teresa, sólo estaba Aris. Quería patearlo con todas mis fuerzas, golpearlo y decirle lo imbécil que era, pero todos esos sentimientos ácidos desaparecieron cuando puse atención en él.

Su cabeza estaba entre sus piernas, formando un pequeño ovillo, sus manos cubrían su rostro, y sus sollozos podían escucharse a kilómetros aún si fueras sordo.

-Aristogato.-dije de manera espontánea, no tenía idea de que era eso, pero sonaba lindo y fue suficiente para que el chico levantara la mirada.

Sus ojitos se veían rojos, reflejaban tristeza y más que otra cosa, pena.

Me incliné a abrazarle, podrá ser un idiota, pero jamás dejaría que algo lo dañe.

Aris aceptó el abrazo, sus lágrimas empapaban la delgada camisa que cubría mi cuerpo, pero no molestaba, acaricié su espalda y jugué con su cabello.

-Nunca quize besar a Teresa, pero ellos me obligaron.- susurró el ojiazul.

-Nunca quize amarte, pero aquí estoy, demostrandote que no importa que tan grave sea la situación, siempre estaré para ti.- traté de no llorar, pero fue imposible cuando Aris se acercó más a mi rostro.

-No recuerdo nada de mi pasado, si estuviste o no en él, pero ______, quiero tenerte en mi presente y en lo que nos depare el futuro, por que tú eres la respuesta a todos mis problemas.- al terminar de decir aquello, Aris tomó mi barbilla y besó con delicadeza mis labios.

Por el contrario de Aris, cuando intenté besarle, mis movimientos fueron torpes, bruscos y algo raros, así que él se alejó con una sonrisa.

-Besarte a ti es lo más especial que he hecho en mi vida.-dijo antes de unir nuestros labios en una sincronía dulce.

•The Maze Runner: Preferencias e imaginas• [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora