Capítulo 14: Hay cosas que solo pasan en sueños.

556 62 15
                                    


No soy muy fan de Ricardo Arjona, algunas de sus letras me parecen burdas y sin sentido, y algunas de sus metáforas te hacen poner cara de póker y decir What's that Fuck? Pero hay una canción que se aplica a mi vida de una manera correcta.

Si tú no existieras... y de toda la canción yo me voy a quedar con la parte que dice: "Si tú no existieras no habría que revolcarse en esta historia inconclusa que es una ruleta rusa con ganas de perder"

Definitivamente mi vida con Laian es una ruleta rusa con ganas de perder, es jugar al juego con el arma cargada por completo y ser la primera en comenzar la ronda. De seguro, voy a perder.

- Lai... Espera.- digo mirándolo. Su respiración está cargada y me mira fijo.

- ¡Contesta!- grita. Sus ojos se salen de su órbita, está rojo de furia e incluso una gota de traspiración cae por el constado de su cara.

Trago en seco.

- Lai. Escúchame.- trato de no entrar en pánico.- Tranquilízate, vamos a hablar.- digo mirándolo a los ojos son una voz serena y tranquila.

- ¡Quiero que me lo digas!- exige y me sacude. Mis lágrimas caen.

- Está bien, pero quiero que me sueltes y me dejes moverme. Nos sentaremos y hablaremos de esto.- digo mirándolo y poniendo mi mano en su mejilla.

Vuelve a mí, corazón, vuelve a mí...

- ¿Por qué lo hiciste?- pregunta tranquilo y con su voz cargada de pánico. Sale de encima de mí y se sienta en la cama pasando la mano por su cabeza. Yo me siento y apoyo mi espalda en el respaldar de la cama.

Su bipolaridad es frustrante y su reacción me sorprende. No quiero decirle que Eloy estuvo aquí pero tampoco sé qué decirle.

- Lo he arruinado lo sé.- dice mirándome.

- ¿Qué has arruinado?- pregunto

- La consigna de la Dra. Hoffman.

- No. Simplemente no le diremos esto.- digo. Aunque sé que lo correcto es que la doctora debe saberlo.

- ¿Por qué no me odias?- pregunta

- ¿Cómo podría odiar a alguien que amo?- pregunto

- No te merezco.

- Sé que esto te cuesta y lo entiendo, pero estaré aquí para ti. No me iré.- aseguro.

- ¿Por qué apagaste la cámara?

- Porque estaríamos incumpliendo de alguna manera la consigna de la Dra. Hoffman

- ¿Fue solo eso?

- ¿Qué otra cosa sería?

- Por un momento creí que...- comienza a decir y luego se calla.

- ¿Qué?

- Nada. olvídalo. Sé que me amas y te amo, eso es lo importante. Sé que tu corazón me pertenece.- asegura.

- Todo estará bien, podremos solucionar esto.- aseguro. Aunque mejor que nadie sé que le estoy mintiendo.

- ¿Lo prometes?- pregunta con sus ojos cargados de esperanza.

- Lo prometo.- respondo. Pero algo me dice que es la peor mentira que le he dicho.

- Lamento haber venido hasta aquí.

Cuando Caiga el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora