Capitulo 26: Sabes qué...

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Deseo que la rutina no nos consuma, que la cotidianidad no se vuelva una costumbre, que nos reinventemos, que me sorprendas cada día. Le pidió a Dios que me cuente tus secretos, lo que esperas en una relación de amor. Y si un día nos empezamos a apagar, prometo recordar por qué te ame en un principio y volveremos a empezar.

Algunos años antes....

Era un lunes de finales de marzo, llovía y hacía frío. Pero eso no importaba, eran las 7 am y yo iba camino a mi trabajo, casi tenia 18 años y era hora de empezar a independizarme y hacerlo económicamente era una buena manera de arrancar.

Hacía ya un mes que trabajaba como moza en el bar hasta el mediodía e iba a clases por la tarde para terminar la secundaria. Me gustaba trabajar allí, los dueños de "El Café Marqués" eran un matrimonio muy amable y su hija Julie tenia unos años menos que yo pero nos llevábamos muy bien.

- Lo más probable es que el próximo año comience con protocolo y ceremonial, realmente me gusta.- le decía a Julie mientras acomodábamos las tortas, pasteles y medialunas que habían llegando desde la panadería.

- Creo que tienes potencial para eso.- comentó Julie.

- ¿Cómo vienes con tu pintura?- pregunté, Julie era una gran artista, se la pasaba haciendo seminarios y talleres de arte todo el tiempo.

- Muy bien, casi termino, pero me quedé sin pintura, así que quiero esperar para poder ir a proveeduria y comprar por cantidad así me cuesta menos.- respondió.

- Genial, lo bueno es que puedes ir una vez al mes y comprar todo lo que necesitas.- comente y en eso, dos chicos entran al bar.- Disculpa, debo atender.- le dije a Julie, tomé mi libreta y fui a tomar su orden.- Hola, buenos días ¿Qué desean ordenar?.- dije y ahí fue cuando lo vi. Sus ojos gris perla, su cabello castaño algo mojado con algunos mechones cayendo sobre su frente. Su porte, la seguridad y la masculinidad que irradiaba. Todo eso fue lo que me llamó la atención de él.

- Hola. Yo quiero un café con 3 medialunas, por favor.- dijo el otro chico, este era moreno de ojos claros, bastante atractivo pero no como el otro.

- Bien.- dije anotando en mi libreta.- ¿Y tú?- pregunté mirando al chico que me había cautivado, pero apenas me había prestado atención ya que miraba el diario que estaba sobre la mesa.

- Lo mismo.- dijo levantando la vista y con un tono un tanto seco y osco. Lo agregue a la lista mientras sentía la mirada del chico ojos grises en mí.- ¿Las medialunas dulces o saladas?- pregunte.

- Dos saladas y una dulce para mí.- dijo el moreno.

- Lo mismo.- dijo el muchacho volviendo a leer su diario. Era parecía no muy amable, pero eso no debía importarme. Yo solo debía servirle.

Les preparé su pedido y se los llevé. Un rato después pagaron y se fueron

A partir de ese día esos dos chicos fueron a desayunar a diario. El de ojos grises era de pocas palabras y bastante mandón y malhumorado. El otro era más amable, hasta me llamaba por mi nombre y se presentó diciendo que se llamaba Lucio. Pero a su amigo poco le importaba hacer sociales así que no sabía su nombre, incluso, Lucio se acercaba al mostrador y ordenaba por ambos mientras él se acomodaba y tomaba el diario.

Hasta que un día el chico lindo de ojos grises vino solo.

- Hola ¿Qué vas a tomar?- pregunté amable.

- Un café con tres medialunas, por favor y tráeme el diario de hoy.- ordenó. Le alcancé el diario y me fui a preparar su orden. Si bien estaba acostumbrada a tratar con el carácter de la gente por alguna razón el suyo me molestaba, tal vez, porque él me gustaba y me hubiera gustado que tenga más comunicación conmigo.

Cuando Caiga el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora