Capitulo 33: Un respiro, solo uno.

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Hoy quiero dejarte dos lecciones que he aprendido recientemente. Número uno: Las malas experiencias son un aprendizaje para la vida, está en nosotros no volver a repetir lo que se fue y número dos: No está mal volver a intentarlo de una manera diferente, está mal no hacerlo por miedo. Si te sientes seguro de ello, hazlo y manda el miedo a la mierda.

Es sábado. Hace un mes que Laian se fue y corte con él. Un mes que no me llama, no me busca, no me acosa y hace un mes que el nudo en pecho se me fue y respiro con normalidad sin que nada frene el aire que entra a mi sistema.

Estoy parada frente al espejo, en toalla y con el pelo mojado, mi piel está blanca, sin marcas ni moretones, mis ojos relajados, descansados y las ojeras desaparecieron hasta puedo ver un brillo en mis pupilas que no había hacía mucho, con seguridad puedo decir que estoy bien sin estar mintiendo.

- Nuestra realidad se está convirtiendo en lo que soñamos, ten fe que vamos por buen camino.- le digo a la chica frente a mí y sonrío.

Comienzo a buscar ropa.

Vamos a ir con Eloy, Christian, Lucio y Lisa a cenar y después a bailar. Es la primera vez que salgo después de todo lo que pasó. Estoy ansiosa, me siento como cuando eres adolescente y tus padres te dan permiso de salir sola con tus amigos por primera vez.

Mi teléfono suena.

- ¿Hola?- atiendo.

- Hola, Ama ¿Estás lista? Paso por ti en 15 minutos.- dice Eloy. Se ofreció a llevarme y le dije que sí.

- Ok, te espero.- digo.

- Ok, adiós.- dice.

- Adiós.-corto.

Mierda. Es tardísimo y yo en ropa interior, comienzo a ver qué ponerme. Me decido por un jean negro, con un top corto con moño que nunca use porque Laian no me dejaba hacerlo y una chaqueta ligera haciendo juego.

Seco mi pelo lo más rápido que puedo y el timbre suena. Corro hacía la puerta y atiendo el portero electrónico.

- ¿Eloy?- pregunto.

- Sí, Ama. Soy yo.- responde.

- Estoy termino ¿Quieres entrar?- pregunto.

- Claro.- responde.

Presiono el timbre y le abro la puerta. Cuando escucho que entra corto y corro a la habitación otra vez.

Mierda. Eloy ya llegó y yo todavía no estoy lista.

Comienzo a sacar mi make up del cajón de la cómoda y cuando voy a ponerme maquillaje me siento rara, mis esponjas están muy usadas y mis bases casi acabadas por completo, nunca caí en la cuenta de cuanto maquillaje usaba cuando estaba con Laian, solo para tapar lo que él me provocaba. No uso muchas sombras y paletas, pero bases, polvos y correctores de ojeras, los uso de a kilos.

Decido usar un poco base solamente para tapar mis zonas rojas naturales y un granito que me salió en la mejilla, un poco de corrector, delineo mis ojos, paso mascara de pestañas y un poco de brillo labial. Tardo menos de 5 minutos, me siento extraña, porque tengo apenas un poco para no salir sin maquillaje, pero es nada a comparación de la cantidad que me aplicaba antes. Mis bases las usaba en la cara, en el cuello, en los brazos, correctores solía ponerme capa doble para tapar las ojeras con las que amanecía a diario.

Me miro al espejo y me gusta el resultado, es sutil, sencillo y nada cargado, me veo yo misma y no estoy escondida bajo kilos de maquillaje.

- Sal a disfrutar, te lo mereces.- me digo a mi misma, me pongo mis zapatos, tomo mi cartera y voy a buscar a Eloy.

Cuando Caiga el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora