Capitulo 31: Votos de amor

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*Advertencia*:  Este capítulo puede contener escenas sexuales cuidadas y no explícitas, pero me siento con el deber de avisarles que las leen bajo su propio consentimiento. Ah. Y es el doble de largo que los capítulos anteriores. Léanlo con calma.  No se olviden de dar estrellita y comentar. Sin más preámbulo. 

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 Algunos dicen que la felicidad está ahí, justo después del miedo. Yo diría que la libertad está ahí, justo después de soltar todo aquello que nos duele.

- Desde la primera vez que te vi supe que eras tú y desde ese momento no me quedaron ganas de mirar a alguien más, porque supe que te había encontrado. Las veces que me rendí contigo fueron muchas. Algunos días veía todo color de rosa y otros eran completamente grises porque algo nos alejaba. Estar aquí hoy es la confirmación de muchas cosas que le pedí al cielo en mis noches de tristeza y ahora veo que todas esas lagrimas no fueron en vano.- dice Erika.

Sí. La misma Erika que le hicimos creer que su novio había muerto.

Son los votos de amor más lindos que escuche en estos últimos meses, tengo que limpiarme los ojos porque estoy llorando junto con los invitados y no queda muy ético que la organizadora llore en medio de la ceremonia.

- Eso fue hermoso.- me dice Lisa. Y asiento con la cabeza.

- El momento en el que nos conocimos no fue el optimo, pero era el indicado, eras quien necesitaba a mí lado, quien me enseñaría que la vida no era como la veía. Te conté mi historia, mi tragedia y cualquiera en tu lugar se hubiera ido, pero estuviste ahí, me acompañaste en todo. Pensaba: "Que buena amiga que he hecho" y fue hasta que vi con alguien más que entendí que no te quería como amiga. Quería que fueras más, te quería conmigo, te necesitaba, pero debía cambiar, porque te merecías alguien mucho mejor. Sé que entre tú y yo la que más sufrió el proceso fuiste tú. Todo lo que vivimos nos hizo cada día más fuerte y prometo hacerte feliz cada día de mi vida. No quiero perderte, por eso con este anillo te hago mi mujer, mi amiga, mi pilar y mi vida.- responde Bruno.

Eso fue aun más bello.

Amo mi trabajo. Amo mi trabajo. Porque siento que puedo ayudar a otros a cumplir su sueños y hacer que ese día sea mejor de lo que imaginaron.

- Por el poder divino que me fue concedido en el nombre de nuestro Señor, yo los declaro marido y mujer.- dice el sacerdote.- Puede besar a la novia.

Los novios sellan sus votos de amor con un beso y todos victorean con silbidos y aplausos.

- Vamos es hora de los pétalos y el arroz.- dice Lisa.

- Romi, toma las bandejas de pétalos y arroz, dale un a Nati también para repartir a los invitados.- digo por el comunicador a una de nuestras asistentes.

- Sí, Ama ya estamos aquí.- responde.

Fuera de la catedral, familiares y amigos llenan de arroz y pétalos de rosas color rosa a nuestros novios.

Hay algo en la historia de Erika y Bruno que me llama la atención, que me hace querer saber más. Poco sé de su relación, ya que hablan en código, o por lo menos para mí que apenas los conozco.

Son una pareja que parece perfecta, se aman, se acompañan, se impulsan uno al otro. Incluso Bruno renunció a ser quién era por ella, eso tiene que ser amor. Sino no le encuentro otra explicación.

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- En el momento de los votos, es cuando mi corazón se llena de alegría y puedo respirar con tranquilidad, poder llevar felicidad a los demás me inunda de una buena manera, me hace sentir completa.- le cuento a la Dra. Hoffman en mi sesión.

Cuando Caiga el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora