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Josh despertó sintiendo algo húmedo sobre su pecho. Con sus ojos todavía cerrados y sus sentidos algo difusos por el sueño intentó moverse, pero no sólo un dolor generalizado en todo su cuerpo se lo impidió, sino también un peso sobre el mismo.

Algo confundido comenzó a abrir sus ojos, pero antes se percató de un sonido en particular: llanto.

Su confusión duró leves segundos hasta que imágenes fragmentadas comenzaron a volver a su mente, imágenes de hacía tan sólo unos ¿minutos? ¿horas? No tenía la más mínima idea de cuánto tiempo llevaba dormido. Dio un rápido vistazo a la ventana, y por la poca luz que había fuera supuso que su siesta duro unas pocas horas.

No tardo demasiado en comprender que aquella humedad en su pecho eran lágrimas del castaño, quien no dejaba de sollozar e hipar abrazado a su torso.

—Ty, no, no, no llores —Murmuró, pasando sus dedos entre su cabello y sintiendo su garganta doler al intentar hablar.

—¿Josh? —Tyler levantó su rostro y al rizado se le partió el corazón al oírlo con su voz tan rota y verlo con sus ojos tan rojos y aguados. —Josh, mierda, lo siento tanto, tanto —Sollozó, volviendo a abrazarlo.

—Tyler, tranquilo, no- —Intentó calmarlo inútilmente.

—¡No! ¡No puedo estar t-tranquilo, mira como estás! —Se separó de su cuerpo, sentándose en la cama y limpiando sus lágrimas con sus manos.

Josh observó su propio cuerpo, su piel cubierta casi en su totalidad por chupones, marcas, rasguños. Era un desastre. Se sonrojó inconcientemente al recordar el momento en el que cada marca fue hecha. Al mismo tiempo, notó que tanto él como Tyler traían ropa interior y que su propio cuerpo estaba limpio, sin rastros de ninguna sustancia pegajosa. Supuso que el castaño se había encargado de limpiarlo y vestirlo mientras dormía.

—Ty, está bien, estoy bien —Le dedicó una pequeña sonrisa sin fuerzas.

—No es verdad, Josh —Se dejó caer nuevamente a su lado, llorando y escondiendo su rostro en el cuello del menor. —Pero no estaba en control de mi mismo, de verdad, no era yo, lo siento, lo siento —Sollozó aún más fuerte. Josh no sabía que hacer.

—Tyler —Lo llamó, haciendo que levantara su mirada. Volteó para quedar de lado en la cama y poder mirar de frente al castaño —Tranquilízate. Primero que nada, fue mi culpa. Tú me pediste que no te hiciera caso en ese estado y yo te desaté de todos modos, porque yo quise hacerlo —El demonio lo miraba atento, intentando calmar su llanto, aún sollozando un poco. —Y segundo... en realidad, me gustó mucho —Dijo, de manera casi inaudible, sus mejillas tomando color rápidamente.

Hubo un breve silencio en el que el menor se preguntó si había hecho bien en decirle aquello o tan sólo había empeorado todo.

—¿De verdad te gustó? —Preguntó Tyler finalmente, hablando bajito.

Josh asintió con vergüenza y escondió su rostro en la almohada. El castaño acarició su espalda suavemente.

—Pero, de todas formas-

—No —Lo interrumpió —No tienes que pedirme perdón.

Tyler lo observó por unos largos segundos, con una mezcla de preocupación, angustia y cariño en sus ojos. Con esa mirada café profunda que hacía a Josh tener escalofríos.

—Me preocupo por tí, Josh —Pasó con cuidado su pulgar por el labio inferior del rizado, acariciando el pequeño corte que él mismo había hecho. —No quiero hacerte daño —Dijo apenas, con lágrimas en sus ojos amenazando con derramarse.

—No lo harás —Respondió el más pequeño, tomando su rostro entre sus manos y acariciando sus mejillas.

—Creo que ya lo hice —Replicó, bajando la mirada.

personal demon; [tysh]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora