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[Nota importante al final del capítulo]
















«—¡No! ¡No, por favor, no! ¡Ayuda! ¡Por el amor de Dios, no! ¡Auxilio!»






Tyler despertó extremadamente sobresaltado a mitad de la noche.

Estaba sudando y con su respiración acelerada. Había tenido una horrible pesadilla en la que se veía a él mismo corriendo en la oscuridad, entre los árboles, como si estuviese escapando de algo o alguien que lo perseguía. Esas retorcidas voces retumbaban por todas partes en el sueño, e incluso ahora que estaba conciente le parecía oirlas como un eco lejano. Y justo antes de despertar, oyó gritos. Gritos indescriptiblemente desgarradores, agonizantes, que parecían ser de una mujer. La horrible sensación de pánico aún corría ardiente por sus venas, como fuego líquido, pero lo reconfortó un poco ver al rizado abrazado a él, durmiendo como un angelito.

A pesar de que esa imagen hizo que un leve calorcito se alojara en su pecho, aún no podía quitarse la inquietante sensación de ser observado, perseguido. Necesitaba despejarse.

Con mucho cuidado de no despertarlo, desenredó los brazos y piernas de Josh de su alrededor para poder salir de la cama, dejando un pequeño beso en su frente antes de levantarse. Se quitó la camisa -porque sí, ambos se habían dormido vestidos- para estar más cómodo y salió de la habitación, caminando lentamente por el pasillo en dirección al baño. Entró, se lavó la cara. Sacudió su cabeza repetidas veces para alejar sus pensamientos tormentosos. Se miró al espejo, suspiró.

Todavía las oía. Pero cada vez más leves, lejanas. Quizás finalmente habían decidido dejar de molestarlo.

Frotó sus ojos un par de veces, bostezó y se dispuso a volver a la cama, deseando poder dormir lo que quedaba de la noche sin más pesadillas. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro al entrar nuevamente en la habitación y ver a Josh dormido abrazando una almohada. Nunca dejaría de derrerirle el corazón lo adorable que era su pequeño rizado, incluso cuando no estaba haciendo nada más que dormir.

Estaba a punto de meterse bajo las sábanas cuando una corriente de aire helado se paseó por su espalda desnuda. Se estremeció, miró hacia todos lados hasta que se percató de donde venía.

¿Había sido tan estúpido como para dejar la ventana abierta?

Al parecer sí.

Temblando un poco por el frío se acercó a la ventana y la cerró rápidamente, corriendo las cortinas también. Ahora sí, volvió a recostarse junto a Josh y a abrazarlo nuevamente hasta que el sueño lo venció.


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Luego de unas maravillosas horas de plácido sueño sin pesadillas Tyler volvió a despertar, esta vez sintiendo unos leves temblores contra su pecho. Abrió los ojos, todavía algo dormido, y vio a Josh tiritando, abrazándose a su torso con fuerza. Dio unas pequeñas caricias en su nuca y el rizado levantó la vista, notando que estaba despierto.

—Ty —Susurró. —T-tengo mucho fr-frío —Dijo, con sus labios temblando.

El castaño frunció el ceño y miró la habitación.

La ventana estaba abierta.

Sintió su corazón subir hasta su garganta. ¿Cuántas probabilidades había de que se hubiera abierto sola?

—Oh, no te preocupes, iré a cerrar la ventana —Le sonrió, para no alterarlo, y se levantó de la cama.

Pero se detuvo en seco cuando estaba a punto de cerrarla, al ver a través de ésta la ventana de Martha, la vecina de la casa de al lado...

personal demon; [tysh]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora