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Ni bien puso un pie fuera del edificio de la escuela, una inmensa felicidad invadió el cuerpo del chico de rizos negros. Cerró sus ojos y suspiró, contento. Finalmente, había terminado la escuela y no podía sentirse más libre. Sentía como si su vida estuviese en su punto más alto en ese momento, y nada ni nadie podría bajarlo de ese estado de euforia.

Bueno, quizás sí.

Sintió su celular vibrar en el bolsillo trasero de sus jeans, y su sonrisa decayó un poco al leer los mensajes que acababa de recibir.

Mamá:

Joshie

Voy a tener que quedarme
un poco más en el trabajo
y no podré irte a buscar al
colegio

Lo siento mucho, se que es
tu último día de clases y
quería estar contigo, pero
no tengo opción

A la noche te compensaré
con unas pizzas, qué te
parece?


No era exactamente lo que tenía planeado, pero no iba a quejarse. Al menos iba a tener un tiempo a solas con Tyler. Aunque, debía admitir, le decepcionaba un poco que su madre no estuviera con él en ese día tan importante. Pero no iba a reclamarle nada, ni menos demostrarle que estaba afectado, sabía que no era su culpa.

Josh:

                    Está bien, no hay
           problema :)
                                                            ✅✅


Suspiró. No iba a dejar que un pequeño contratiempo le arruinara el día. De todas formas, quizá Tyler vendría a buscarlo. A veces lo hacía. Lo esperaría un rato.

Se sentó en el cordón de la vereda y esperó diez, quince minutos, media hora. A los cuarenta minutos asumió que el demonio no vendría, por lo que se dispuso a caminar hacia su casa, algo triste. Sabía que no debía desanimarse por eso, al fin y al cabo, no habían acordado volver juntos, y Tyler no tenía forma de saber que Josh esperaba eso. Pero, aún así, una sensación de decepción se había instalado en su pecho y amenazaba con arruinarle lo que quedaba del día. 

Al cabo de un rato de caminata llegó a su calle, y frunció un poco el ceño al ver su casa. Usualmente podía ver la luz de su habitación encendida, incluso a veces llegaba a ver al castaño por la ventana. Pero no esta vez. Todo parecía a oscuras, no llegaba a ver ni oír nada. Era como si la casa estuviera vacía. ¿Acaso Tyler estaría durmiendo? ¿Se habría olvidado de la hora en la que se suponía que volvería Josh de la escuela? ¿O simplemente no le importaba?

Definitivamente, ese día no estaba resultando como pensaba.

Suspiró y sacó las llaves de su mochila. Llegó hasta la puerta, la abrió y traspasó el umbral algo cabizbajo, sin esperarse para nada lo que encontró del otro lado.

—¡Sorpresa! —Gritó Tyler, con un bonete en su cabeza, una serpentina en su boca y un pastel en sus manos.

Josh estaba tan sorprendido que ni siquiera sabía qué decir. Se lo quedó viendo con expresión impactada, emocionado. Vio la preciosa y sincera sonrisa plasmada en su rostro, la alegría y el cariño reflejados en sus ojos chocolate, y no atinó a hacer otra cosa más que lanzarse a sus brazos y llenarle la cara de besos. No podía creer que de verdad hubiera tenido un gesto tan lindo.

—¡Oye! ¡Aplastas el pastel! —Exclamó el castaño entre risas.

—Lo siento, lo siento —Rió, separándose y observando mejor el pastel. Era celeste claro y decía "felicidades" en blanco, con una carita feliz algo chueca. —Ty... no se que decir. Gracias, de verdad —Se lo quitó de las manos para apoyarlo en una mesita al costado de la puerta y así poder abrazarlo adecuadamente. El castaño lo recibió con los brazos abiertos y lo estrechó con fuerza contra su pecho. Josh sonrió al oír los latidos de su corazón.

personal demon; [tysh]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora