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[ —¿Hola?

—Hola, ¿Laura?

—Sí, ella habla, ¿quién es?

—Soy Martha, tu vecina, ¿tienes un momento?

—Uh, no lo creo, estoy desbordando de trabajo, ¿no puedes llamarme más tarde?

—Tiene que ver con Josh.

—¿Mi Josh? ¿Le sucedió algo?

—No, sólo... Estaba en el jardín y lo vi entrar a tu casa con un chico.

Oh, no te preocupes, debe ser uno de sus amigos de la escuela.

—No, no, estoy segura que no lo era. Nunca había visto a ese chico. Y tengo que decírtelo, Laura, me dio mala espina. Se oían cosas dentro de la casa. Era muy extraño.

—¿Extraño cómo?

—No lo se, simplemente me dio un mal presentimiento. Tenía que decírtelo.

—Está bien, gracias por avisarme. Me tomaré el resto del día libre para ir a ver que sucede. Adiós.

—Adiós, Laura, nos vemos. ]

...







El picaporte de la puerta principal giró lentamente, sin que ninguno de los chicos durmiendo tranquilamente en el piso de arriba tuviera conocimiento sobre aquello. Una muy confundida y molesta Laura entró en la sala, intrigada al no ver ni escuchar a su hijo por ninguna parte. No estaba en la sala mirando televisión, ni en la cocina haciéndose algo de comer. Incluso el baño de abajo estaba vacío. Ya estaba lo suficientemente enojada por haber tenido que dejar todos sus deberes a la mitad como para ahora estar jugando a las escondidas con su hijo.

—¿Josh? —Lo llamó, sin obtener respuesta.

Frunció el ceño y se dirigió escaleras arriba. Seguramente estaría durmiendo en su habitación, pensó, pero ni bien terminó de subir el último escalón se dio cuenta de que la puerta del dormitorio de Josh estaba abierta y no había nadie dentro. Aún más confundida que antes se dirigió al último lugar de la casa donde podría encontrarlo, su propia habitación. La puerta estaba ligeramente entreabierta, por lo que la empujó un poco hasta abrirla, sin poder dar crédito a la imagen que vieron sus ojos en ese instante: su propio hijo durmiendo en su cama, semidesnudo, con un completo extraño.

—¡Joshua! —Vociferó, completamente alterada.

Ambos jóvenes se despertaron en el segundo en el que oyeron el grito de la señora, sobresaltados, pero Tyler fue lo suficientemente rápido como para meterse debajo de las sábanas antes de que la madre de Josh viera algo inusual en él. El rizado salió de la cama de un salto, recogiendo sus pantalones del piso en un movimiento veloz y saliendo fuera de la habitación, arrastrando a su madre con él y cerrando la puerta a sus espaldas.

—¡¿Qué mierda es esto, Joshua?! ¡¿Por qué demonios hay un desconocido en mi cama?! —Gritó la mujer, completamente fuera de sí.

—Mamá, tranquilízate —Dijo Josh, mientras torpemente intentaba ponerse sus pantalones. No sabía que decirle, estaba terriblemente avergonzado, jamás hubiera pensado en la posibilidad de que su madre volviera a casa y los encontrara así. Aunque, debía admitir, la situación hubiese sido mil veces peor si hubiera llegado media hora antes.

—¿Que me tranquilice? ¿Que me tranquilice, dices? ¡¿Cómo quieres que me tranquilice?!

—Mamá, por favor...

personal demon; [tysh]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora