Tu rojo inexpresivo [Bucky Barnes y Tu]

Capítulo 2

Narrador Omnisciente

Ya tenían el plan hecho, el cual consistía en esperar a que la enviaran a eliminarlos y ahí atacarla con todo para por fin capturarla.

En sí sonaba sencillo, pero todo debía estar y salir a la perfección para tener éxito.

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–Steve, llegó un reporte de que HYDRA planea algo mañana en contra de SHIELD, más precisamente, en su contra. Desean eliminarlos.– entró Hill con unos documentos y se los entregó al rubio.

–¿Nos atacarán aquí? ¿Eso no es practicamente un suicido?– habló la rusa, bastante sorprendida por lo estúpidos que podían llegar a ser los de HYDRA.

Atacarlos en su territorio, como ella lo veía, era un plan incompetente, siendo ese el lugar que conocían y tenían todo lo necesario para aniquilarlos si así lo desearan.

–Se suponía que fuese sorpresa, esa era su ventaja principal, pero ahora todas las de ganar son de ustedes.– aseguró la castaña, cruzandose de brazos.

–Y a veces me pregunto cómo es que HYDRA sigue siendo nuestro principal enemigo.– comentó sarcástico Sam.

–Seguramente la flor del infierno vendrá. Si quieren eliminarnos y ella es su arma más poderosa, no hay ninguna duda.– afirmó el capitán seriamente.–Prepárense, mañana será un largo día.

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–¿Y Buck? ¿Listo para volver a la acción?– preguntó Rogers a su mejor amigo.

Se encontraban en plena misión de captura de la Flor del Infierno, siendo pacientes por si había algún movimiento o persona extraña.

–Se podría decir que sí.– respondió el castaño con una media sonrisa.

–Steve, atento. Veo un camión grande y negro estacionándose afuera.– informó Natasha por el cominicador.

–¿Todos listos?– cuestionó el rubio.

–Sí.– contestaron todos.

–Veo algo, parecen conserjes y demás, bajando del camión y entrando al cuartel.– manifestó Romanoff.

–¿Alguna señal de la flor del infierno?– preguntó Bucky.

–No, pero aguarden...

Una gran explosión sonó en todo el edificio. Alertando inmediatamente a los vengadores presentes. No contaban con que trajeran una bomba.

–Cambio de planes, todos vayan adentro, ayuden a los funcionarios y llevenlos a un área segura. De paso deshaganse de algunos soldados de HYDRA.– comunicó Rogers, corriendo hacia adentro seguido de Bucky.

De entre el humo y el polvo se logró ver a una persona sobresaliendo de allí con un arma en mano.

Ambos soldados miraron expectantes y alertas la escena, la persona se dirigía a ellos de forma segura y amenazante. Cuando consiguieron ver mejor, se dieron cuenta de que era una mujer por su silueta y ropa. Llevaba un traje negro, con una capa que no dejaba ver bien su rostro y un tapabocas.

(Imaginen en sus manos un arma y que la capa la cubre más.)

Al estar a unos metros de ellos, les comenzó a disparar sin remordimiento alguno, sosteniendo el arma firmemente a medida que avanzaba.

El capitán los cubrió a Bucky y a él con su escudo, haciendo que las balas rebotaran por todos lados.

–Necesitamos apoyo en el ala oeste. La flor del infierno está aquí.– dijo dificultosamente el rubio por el cominicador.

Bucky tomando la iniciativa, corrió hacia ella con intenciones de dejarla inconsciente. Claro que la tarea no sería tan fácil.

Ella soltó el arma y comenzó a esquivar de una forma fluida y rápida los golpes del castaño. El Capitán América, fue a auxiliar a su amigo, siendo dos contra una. Una pelea no muy justa, ¿verdad?

Por un momento se quedaron en guardia, ambos viéndose mutuamente, diciéndose con la mirada todo y ella mirándolos con cautela desde las sombras que cubrían parte de su rostro y ojos.

De la nada comenzaron a atacarla. Bucky la tomó del brazo derecho, mientras que el Capitán iba por su lado izquierdo con intención de golpearla y ponerla inconsciente, cosa que no pudo.

La chica intentó pegarle una patada en la cara al rubio pero el se cubrió rápidamente con su escudo, mientras ella hizo una pirueta dándose la vuelta para que el castaño soltara su brazo y ya de paso se chocara contra Rogers.

Al hacer dicho movimiento su capucha y tapabocas cayeron haciendo que su rostro se mostrara; una chica de largos y blancos cabellos, ojos color rojo sangre bien intensos, piel bien blanca cual porcelana y facciones suaves.

–Ahora entiendo el porque de la "flor del infierno".– comentó Sam, llegando a la escena.

Seguido de él, venían Nat, Wanda y Visión.

La chica los vio a todos cautelosa, esperando cualquier movimiento de su parte, si era necesario, usaría sus poderes.

–¡Ahora!– ordenó Steve con autoridad en su voz.

Todos comenzaron a atacarla a la misma vez. La primera en golpearla fue la rusa, quien pretendía pegarle una patada en el estómago, pero falló cuando su contraria la esquivó e hizo que se chocara contra Sam.

Wanda planeaba usar sus poderes para entrar a la mente de la enemiga, sin embargo, no era una tarea fácil cuando se movía demasiado.

Visión, por otro lado, lograba transpasar los golpes de ella, haciendo que se confundiera y desconcentrara.

Con todos unidos y dos con poderes, en su contra, se le estaba haciendo dificultosa la tarea de derrotarlos.

–¡Ahhhhh!– se escuchó el desgarrador grito de la sokoviana.

Todos sus amigos dirigieron sus ojos a ella, viendo como esta se retorcía en el suelo con dolor.

–¡Basta!– imploraba sufriendo.

La flor del infierno hacía uso de sus poderes, si ellos los usaban por qué no hacerlo ella también. Estaba provocando un agonizante dolor en la castaña, uno tanto mental como físico.

De pronto paró, alguien habia hecho que se distrajera o mejor dicho, arremetió en su contra.

Bucky había tomado el control de la situación, propinándole un fuerte golpe en el abdomen, cosa que le sacó el aire por un momento.

Sin esperar más, ya algo recuperada, Wanda la sumió en una pesadilla con sus poderes, consiguiendo que entrara en un trance en el que era incapaz de luchar.

Steve, quien tenía un poderoso sedante, el cual le había dado el doctor Banner, se acercó a la peliblanca y se lo inyectó en el cuello.

Pronto su enemiga cayó inconsciente al suelo.

–Vaya peligro.– opinó el moreno sarcástico.

–Bucky, creo que exageraste un poco.– mencionó Natasha sonriendo.

Él negó con su cabeza.

–No exageré, esta vez fue suerte, pero estoy seguro de que en otras circunstancias ella nos podría ganar sin problemas.– sostuvo muy seguro de lo que decía.

Y es que tenía razón, pero en ese momento algo en la joven hacía que se distrajera y en cierta forma, había una vocecita que gritaba "detente, ellos son los buenos", que tal vez ayudó en su causa.

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