Capítulo 12

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Narrador Omnisciente

La siguiente prueba era demostrar sus habilidades y/o poderes; teniendo en cuenta que uno de sus poderes aún estaba en pleno desarrollo.

Ahora mismo se encontraban en una estancia diferente. Esta estaba "equipada" para soportar la intensidad de las diferentes "anomalías".

A diferencia de la prueba anterior, en esta Banner y Stark estaban prestentes, junto con el resto. Para evitar "sorpresas" y "percances" eran protegidos por un fuerte cristal, diseñado por el multimillonario, el cual era capaz de aguanar casi cualquier cosa.

–Comencemos, linda. Enseñanos lo que haces.– declaró Tony por medio de un parlante.

–Pero no tengo ninguna habilidad que ya no sepan o hayan visto.– admitió ella con sinceridad y seriedad, mirándolos.

–¿Y el extraño "don" que demostraste hace un día?– cuestionó Banner con curiosidad y amabilidad.

La albina frunció el ceño e hizo una leve mueca.

–No sé controlarlo. De lo único que estoy segura es de que se sigue desarrollando.

Con un suspiro, Tony le dijo que saliera y lo siguiera a su laboratorio. Le haría unos estudios de su organismo y metabolismo, después de todo, eso aún era un misterio para ellos.

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–¿Y te curas muy rápido?– preguntó Bruce con una especie de libreta y una lapicera en la mano.

–Será mejor que lo vean por ustedes mismos.– respondió __________. Tendió su mano, esperando que le dieran algo filoso.

Bucky, quien estaba presente al igual que los demás, entendió y le pasó un chuchillo de una de las mesas. Por accidente rozaron sus dedos, ella sintiendo su cálida piel y él sintiendo la fríaldad de la de ella, quien bajó la cabeza desviando su mirada. Ya con eso en mano, se cortó la palma izquierda sin dudar.

Quedaron sorprendidos, a excepción de James, al ver como se curaba en cuestión de unos segundos.

–Depende de la profundidad de la herida cuanto tarda en sanar.– explicó con seriedad.

–Increíble. Me imagino que como te curas, no te enfermas con facilidad.– dijo fascinado Banner, mirándola atentamente.

–Así es. Sin embargo, esto no me hace inmortal, ni nada y sí puedo enfermarme, solo que sería en casos extraños.

–La primera vez que estuviste en el laboratorio, nos dimos cuenta que tenías algo debajo de tu piel, en puntos clave. ¿Qué son?– preguntó Tony con seriedad y curiosidad a la vez.

–Eso...– hizo una pequeña pausa y suspiró.–HYDRA extraía mi sangre cuando hacía experimentos conmigo, por lo tanto pusieron unos tipos de aparatos pequeños en las partes donde más flujo de sangre hay para que les fuera más sencillo.

–¿Te duelen?– cuestionó Wanda algo preocupada y curiosa.

La albina solo desvió la mirada, como si se sintiera avergonzada de algo tan humano.

–Es algo leve y no muy seguido. Aprendes a vivir con ello.– respondió simple y volviendo a su indiferencia de siempre; ocultándose tras su seriedad, su máscara y su "armadura".

–¿Qué mas nos puedes decir?– preguntó Stark, cambiando de tema.

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Las primeras pruebas habían acabado. Solo faltaban el interrogatorio y la mental, las cuales serían al día siguiente.

Stark y Banner le habían propuesto a la albina quitarle esas cosas que tenía incrustadas en sus venas, a lo que ella un poco desconfiada aceptó.

Según ellos, sería algo rápido y que se podría hacer en una hora, por lo que propusieron que fuera en esa misma tarde.

Ahora mismo la chica se encontraba saliendo del baño de su habitación, después de haberse dado una ducha, secado, vestido y peinado.

En ese momento alguien tocó la puerta con suavidad y firmeza a la vez.

–Pase.– dijo la chica neutral, mirando como Bucky entraba en su cuarto.

–___________, sé que no te sientes cómoda con ninguna de las dos últimas pruebas...– mencionó con algo de preocupación, siendo interrumpido por ella.

–¿Quién te dijo eso?– preguntó a la defensiva muy seria.

–Nadie, solo que puedo comprenderte...

–No necesitas comprender nada. No hay nada de comprender.– espetó ___________ con seriedad e indiferencia.

–¿Ah si? ¿Estas segura?– cuestionó alzando una ceja y cruzándose de brazos.–Te recuerdo que vivimos el mismo infierno...

–Y yo te recuerdo que no me importa. Tu viviste tu "infierno" y yo el mio. No somos nada, no nos conocemos, no me conoces y tampoco comprendes, así que deja de hacer como si lo hicieras, porque en serio eres molesto y no tengo intenciones de ser fugitiva de nuevo por matar a alguien más.– declaró la albina con el ceño fruncido de molestia y ojos más rojos de lo normal.

–Si sigues con esa actitud no te irá muy bien...– advirtió Bucky frunciendo el ceño, también molesto.

–Para lo que me importa.– murmuró la chica, dándose vuelta para mirar la ventana.

–¿Por qué insistes en alejar a todos los que quieren ayudarte? ¿Es tan difícil decir un simple gracias o ser un poco más agradable?– preguntó él con cansancio y enojo.

Ella no respondió nada y siguió dándole la espalda. Ya se había tranquilizado un poco pero no tenía intenciones de responderle o hablar.

Con un suspiro Bucky la dejó sola. Era mejor así. No podía presionarla o juzgarla cuando también a él le costó confiar y abrirse a los demás, y aún hasta ahora seguía en proceso.

¿Es tan difícil, "__________"?

Hell hizo acto de presencia con una maliciosa sonrisa.

–Cállate, lo único que tu haces es mal.– murmuró la albina sin "mirarla".

Oh... ¿en serio? Porque según yo veo, gracias a mi estás aquí, a salvo. Contestó con voz melosa, acercándose desde atrás.

__________ no se inmutó ni dijo nada.

Entonces... ¿por qué alejas a los demás?

La alucinación puso sus "manos" en los ojos de la chica, provocando que esta los cerrara.

La oji-rojo comenzó a respirar agitadamente, viendo uno de los recuerdos que más la marcaron y uno el cual le quedaría grabado por el resto de su vida.

Había vivido las peores cosas que nadie se pudiera imaginar, sin embargo, muy pocas de ellas la marcaron para quedarse y hacerle su día a día imposible. Cosas que recordaba con todo detalle y aún la hacían erizar. Sucesos que se revivían una y otra vez sin darle tregua. Perdía la compostura cada vez que esto pasaba, se rompía más de lo que ya estaba, pero nadie era capaz de percibirlo más que ella misma y su destrozada alma.

Si había algo que odiara con todo su ser era el hecho de tener la capacidad de recordar todo con lujo de detalles, ese cruel y torturador don, era su mayor maldición. Nunca nada podría borrarse de su mente, NADA. Por esa razón, sus demonios, fantasmas y oscuridad la perseguirían hasta el fin de los tiempos.

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Tu rojo inexpresivo [Bucky Barnes y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora