Capítulo 55

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Narrador Omnisciente

Unos minutos antes, Shuri se hallaba con el corazón latiendo a mil, las manos temblorosas y un semblante de completa preocupación por el simple hecho de que ____________ estaba empeorando y no había nada que mejorara su estado. Y la wakandiana estaba asustada, sí que lo estaba, austada de perder a una de sus mejores amigas, asustada de que por no poder cuidarla bien la albina muriera, asustada del dolor que esto podría causarle a Bucky, Loki y sus seres queridos. Hacía todo por estabilizarla, pero nada parecía funcionar.

–¡¿No puedes hacer algo, midgardiana?!– preguntó con histeria Loki, tratando él también de ayudar con sus hechizos, pero estaba fuera de su control.

–Lo estoy intentando.– contestó ella viendo hacia un monitor.

Los gatitos estaban inquietos. Trataban de despertarla lamiendo su cara, ronroneándole, frotandose contra su mejilla, pero era evidente que no funcionaría. Parecían dos niños llamando con desesperación a su madre dormida después de que algo los hubiera asustado y necesitaran la protección de ella. Si bien eran inteligentes, una especie fuera de este mundo, y que lo único que les faltaba era hablar, no podían hacer milagros y esta situación les afectaba, manteniéndolos en un estado de alerta y angustia.

Shuri y Loki abrieron sus ojos como platos al escuchar lo que menos querían y lo que más temían. El pitido constante y fino característico de una máquina que evidencia un corazón que dejó de latir.

–N-no...– murmuró en estado de shock Shuri.

–¡Haz algo! ¡Midgardiana inútil, salvala! ¡¿Qué esperas?!– gritó desesperado el pelinegro, con un semblante y voz que demostraba su angustia, sin poder creer lo que sus oídos escuchaban. No era de la Tierra, pero sabía lo que todo eso significaba.  

–Y-yo...

El asgardiano miraba a Shuri, esperando que le diera una solución, que tuviera una pócima mágica que pudiera hacer a su amiga despertar, que le dijera que eso no era verdad, que el corazón de __________ volvería a latir y abriría esos hermosos y casi inexpresivos ojos rojos, que de nuevo lo miraría con esa seriedad y peligrosidad a la que se había acostumbrado.

Los gatitos, lamentablemente, seguían con su vano intento de despertarla, no querían detenerse y no lo harían. No se separarían de la persona que los acogió y cuido con el cariño que pudo, aún cuando ella estaba aprendiendo y no sabía cómo sentir y demostrar. No se alejarían, no, no y no, aunque tuvieran que matar para seguir a su lado, aunque tuvieran que morir para ir de nuevo a ella. Así de grande era la devoción y el amor de Alaska y Cheshiré por ____________.

Ninguno sabía lo que en verdad estaba pasando, que ____________ en realidad despertaría y que solo había estado rompiendo las barreras dentro de sí misma para volver más fuerte y nunca irse de sus lados otra vez. ¿Y cómo lo sabrían, si no estaban en su mente, ni veían el futuro? ¿Cómo iban a prevenir lo que estaba a punto de pasar? No tenían la bola de cristal y ella no había dado señales de nada.

–Shuri, ¿qué...

T'challa ingresó, pero interrumpió su propia oración al ver el ambiente de angustia y silencio que predominaba allí. Miró los ojos de su hermana, estaban apagados y tristes; miró a Loki, parecía furioso e impotente; y finalmente, miró al cuerpo de ___________, inerte, y escuchó con atención el sonido de los latidos que emitía el holograma. Entendió todo. Bajó la cabeza y cerró los ojos con un semblante de completa pena.

Sin embargo...

Salvo los gatitos, ninguno de los tres allí presentes se dieron cuenta de lo que poco a poco comenzaba a ocurrir en el cuerpo de la albina. Venas negras muy notorias comenzaron a sobresalir por toda su anatomía, eran tan negras que contrastaban con la nivea tez de la chica, y por ellas parecía pasar un pequeño brillo rojo que se dirigía con rapidez, como la sangre que por ellas corre, hasta desembocar en un mismo punto, su corazón.

Tu rojo inexpresivo [Bucky Barnes y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora