Los nervios son demasiado fuertes para KiBum, debido a que sólo hay una puerta entre él y JongHyun.
Pero no quiere esperar un segundo más, simplemente no puede, así que toma la perilla y la hace girar.
Su cuerpo tiembla en cuánto ve a su mejor amigo en medio de la cama, con miles de libros esparcidos entre sus piernas. JongHyun parece tan concentrado en la lectura que ni siquiera ha notado su presencia.
A KiBum no le importa, sólo desea mantenerse así por un momento, observando esa imagen de la persona que tanto quiere. Sin poder evitarlo las lágrimas caen en medio de una sonrisa de felicidad, y en un segundo el sollozo descuidado que bota su garganta hace que JongHyun lo mire.
La corriente en el cuerpo de KiBum es inmediata.
— ¿B-Bummie?
El sollozo retumba más fuerte, y sin esperar más corre hasta ese chico con ojos de cachorro que tanto ha extrañado.
Su corazón está feliz, por fin, luego de tantos meses.
Ahora puede sostener a JongHyun otra vez, protegerlo y sentirse protegido. Desde que la directora dijo que no estaba comiendo bien, que no hablaba con nadie más que con los profesores, KiBum no se mantuvo tranquilo pensando en que su mejor amigo estaba demasiado herido. Por eso quería verlo, darle ánimos. Decirle que todo estaría bien de ahora en adelante.
Porque KiBum vendría cada día si era necesario, pero jamás volvería a dejarlo solo.
Jamás.
— Tranquilo, Jjongie - susurró, dándole el abrazado más fuerte del mundo - KiBummie está aquí para ti.
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