KiBum no quiere ver al tonto de JongHyun nunca más, pero su omma le ha dicho que no debe ser rencoroso y darle una oportunidad de pedir perdón.
Es por eso que ha decidido bajar de su habitación para hablar con él.
Aunque cuando lo ve ahí, sentando en el enorme sofá con una caja en la mano, le dan ganas de llorar. No le gusta su cara de cachorro. Le hace enojar.
KiBum hace un puchero sólo para evitar su llanto.
- H-hola, Bummie.
JongHyun se pone de pie frente al menor, sorbe su nariz y baja la cabeza. Se puede ver que está avergonzado, y ha diferencia de KiBum, él no puede aguantar el llanto.
- L-lo siento... - dice sollozando, sus mejillas están rojas y húmedas - Yo ensucie tu ropa n-nueva... y... y... no quiero que llores por mi culpa.
KiBum siente a su corazón hacerse chiquito. Le dan palpitaciones fuertes porque no le gusta ver llorar a las personas, y JongHyun está llorando mucho.
Ni siquiera puede ver sus ojos de lo hinchados que están.
Piensa que se ve más feo así, pero si es completamente sincero no le desagrada tanto como dice, es más, podría ser su amigo algún día y jugar con sus trenes de madera.
KiBum juega solo la mayor parte del tiempo, por eso un acompañante no suena tan mal.
De hecho... ¡Suena genial!
Aunque JongHyun sigue siendo un tonto... pero bueno, los amigos no son perfectos ¿no?
KiBummie termina transformando su puchero en una sonrisita boba.
— Lo haré, cachorrito llorón - dice, desordenando el cabello del otro - pero primero dime, ¿esa caja es para mí?
JongHyun parpadea en su lugar y asiente. No esperaba que KiBum le perdonara tan rápido, ni que esa sonrisita fuera para él.
Pero le gusta, muchísimo. El niño cara de gatito es adorable cuando sonríe.
— T-toma - susurra, entregándole la caja con unos pequeños regalitos que él mismo hizo - omma dijo que podríamos ser amigos...
KiBum asiente con rapidez antes de abrir su obsequio. Dentro, hay tres pequeñas piedras lizas: una, tiene un gatito dibujado, la segunda, dice “Perdón”; y por último un dibujo de un dinosaurio verde super tierno.
La sonrisa de KiBum está diez veces más grande, porque en sus ochos años nunca le han regalado nada tan bonito.
— Tú eres el gatito... - murmura JongHyun, sorbiendo su nariz -...y yo soy el dinosaurio... omma dice que soy como uno.
— Yo pienso que eres más como un cachorrito, Jjongie.
El mayor abre los ojos de forma desmesurada. ¿KiBum dice que Luce como un cachorrito? Además ¿Le ha llamado Jjongie?
¿Por qué?
— Tú... tú crees...
KiBum no quiere seguir escuchando a éste tonto balcucear, así que mejor decide abrazarlo muy muy fuerte.
JongHyun huele a lluvia, a fresco y limpio. Huele como esos días en que las nubes mojan la tierra.
Para KiBum, JongHyun huele como hogar.
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