JongHyun está caminando de aquí para allá dentro de la habitación.
Ayer en la mañana pasaron tantas cosas que su cabeza aún no entiende todo. Piensa que hay un error en las acciones de KiBum, y realmente necesita de una explicación lo antes posible.
Esos besos... ¿Por qué sucedieron?
Y de no ser porque JinKi hyung tocó la puerta ellos no se hubieran detenido.
Al menos JongHyun estaba seguro de que quería continuar, y robar cada centímetro de esos labios tan suaves que deseó por tanto tiempo.
Desgraciadamente tuvo que irse a clases, y todas las preguntas en su mente quedaron sin ser respondidas.
Cuando volvió, KiBum ya no estaba.
Hasta ahora, que sigue sin aparecer.
Le preocupa un poco que Hyeongseop se lo haya llevado. Si antes intentó hacerlo entonces puede que lo haga de nuevo.
Aunque también existe otra posibilidad.
JongHyun está pensando seriamente en llamar a la casa del rubio. Después de todo dijo que iría para hablar con su madre en éstos días.
Pero su teléfono no tiene el saldo suficiente para hacer llamada. Y aún no recibe el pago por darle clases de matemática al hermano menor de JinKi hyung.
Va a tener que esperar a que Bummie vuelva por sí solo.
Va a tener que dejar de entrar en pánico.
Va a tener que calmar a su corazón antes que...
— Jjongie.
La dulce voz susurra desde la puerta de la habitación.
Bummie está ahí, con una sonrisita hermosa a pesar de los golpes que se han vuelto morados en su rostro.
Le duele, pero por alguna razón se ve mucho más tranquilo, más feliz.
¿Por qué?
— Estaba en casa de mis padres - dice KiBum, cerrando la puerta tras de él. Hay un yeso en su muñeca ahora - Ni siquiera tuve que decir algo para que mamá armara un alboroto. Y bueno, me obligó a ir al hospital.
— Creí que te había pasado algo malo ¿sabes? - comenta JongHyun, acercándose al menor, envolviendolo cuidadosamente en un abrazo sobre protector.
— Estoy bien, tranquilo - responde KiBum, devolviendo el gesto con su brazo libre - Tuve que aprovechar para ver a mis padres, además que... necesitaba ir a buscar una cosa que he querido darte hace mucho tiempo.
JongHyun se separa, lo mira como si fuera un pajarito curioso.
KiBum sonríe. Piensa que su Jjongie es adorable sin darse cuenta, y hace que su corazón se ponga loco sólo de verlo.
— Es un regalo - sigue el menor, sacando algo del bolsillo de sus jeans - Creo que vas a entenderme un poquito mejor si te lo entrego.
JongHyun recibe en sus manos un objeto algo pesado. Cuando lo mira y lo estudia con cuidado reconoce algo que ya creía perdido.
Es la roca que él y KiBum pintaron cuando eran niños, esa misma que tiene un trébol de 4 hojas dibujado y que ellos enterraron en el patio de su casa.
Tiene un poco de tierra alrededor, pero la pintura sigue ahí, como si los años jamás hubieran pasado, y el recuerdo de su amistad siguiera tan latente como antes.
Pero hay algo que no entiende.
¿Por qué KiBum se la está dando?
Se supone que hay una promesa respecto a ésta roca.
¿Qué es lo que quiere decirle?
— ¿Recuerdas lo que me dijiste esa tarde? - pregunta KiBum, y JongHyun vuelve a mirarlo - Me hablaste de tu padre, y que él le regaló un trébol a tu madre ¿cierto? Le dijo que había agotado toda su suerte el día en que la conoció.
— Y yo te regalé esta piedra para que... se la dieran a la persona de la que te enamoraras - dice JongHyun, tratando de mantenerse calmado y que su voz no suene quebrada.
— Sí, exactamente. Eso me dijiste - asiente KiBum, tomando la mano contraria, apretándola - Además, a esa persona yo tenía que decirle esa frase toda cursi que le dijo tu padre a tu omma... - la sonrisa en el rostro del rubio se agranda, el simple recuerdo le hace sentir feliz - ¿Y sabes algo, Jjongie? Yo sí, agoté toda mi suerte el día en que te conocí.
JongHyun siente que el suelo se mueve, o es el enorme vuelco que ha dado su corazón.
Las palabras de su rubio son como remedio a todos sus miedos, y le hacen sentirte en una nube donde nadie va a poder bajarlo.
— E- entonces tú...
— Me enamoré de ti - confiesa KiBum, con sus mejillas enrojeciendo más mientras se acerca - Te amo. Te he amado siempre.
JongHyun intenta responder algo pero no puede. Una, porque se siente demasiado tímido y no encuentra las palabras adecuadas. Y dos, porque se ha inclinado mucho más para darle un beso.
El sabor a fresas lo invade al igual que el día anterior.
Aunque ahora... se siente mucho mejor. Muchísimo mejor.
Todo ésto sólo puede significar una cosa: ¡Sus sentimientos son correspondidos! Y la felicidad es demasiada.
Sus dedos tiran de KiBum más cerca, mientras lo abraza por la cintura. Éste sonríe contra su boca, y JongHyun no puede evitar hacer lo mismo.
Hay paz en sus corazones, porque por fin luego de tantos años están dejando de huir...
Ahora, están juntos, en el lugar que siempre ha sido el indicado.
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