"I'm the queen of the castle" RusMéx [Terminada] [Temporada dos ya afuera]

XXXIV

Capítulo treinta y cuatro Vals
Empezada~Enero 10
Terminada~Enero 11

♕

México estaba recostado en su cama mientras leía un libro. El había abierto la ventana para que la luz del sol entrara y alumbrara su habitación. Paco estaba acostado en una silla mientras devoraba una croqueta de perro. México cerró su libro ya que escuchó la puerta ser tocada. Se paró de su cama y abrió la puerta.

-A-ah, ¡Señora Nazi!-México hizo una reverencia rápida.
-Hola México. ¿Sabes? No me tienes que temer.-Nazi sonrió y México solo asintió levemente. -Tenga. Für dich.-Nazi dijo para después irse. La alemana le había entregado una pintura enmarcada. En la pintura se podía ver a México agarrado de al mano con Rusia. La pintura parecía como si estuvieses viendo una foto. México rio levemente y se sonrojó. Entro de nuevo al cuarto u cerró la puerta.

Iba a guardar el lienzo ya pintado pero detrás del marco salió una carta. México puso la pintura a un lado y agarro la carta, la abrió y decía.

Sal afuera, por favor. Te espero en el salón de baile.

¿Que podía pasar? México puso el papel a un lado y salió de su habitación. Bajó todos los escalones de las escaleras hasta que llegó al piso más bajo. Caminó por el largo corredor hasta que llegó. Se paró en frente de la pesada puerta, la empujó haciendo que abran.
-¿Rusia?-México dijo por ver la silueta del ruso. -M-México.-Rusia volteó

México se acercó al ruso hasta quedar parado en frente de el. -¿Para que me llamaste?-México dijo pero Rusia no contestó, solo volteó y puso un disco en un antiguo gramófono. La música empezó a tocar; Vals número 2, de Dimitri Shostakovich.
Rusia estiró su brazo. -¿Me concedes este baile?-El rubio dijo. México asintió y agarro la mano del ruso.

Se empezaron a mover a un compás lento, cuál subía de rapidez al par que la canción se desarrollaba. Rusia le daba vueltas a México y de vez en cuando lo levantaba del piso. Se sentían como si fueran los únicos en el cuarto. Aunque deveras no lo eran, ya que Bielorrusia, Ucrania, Nazi y Urss los veían con esplendor desde el marco de la puerta.

La canción llegaba a su climax, al igual que el vals que bailaban los dos chicos. La canción dio su última nota y Rusia quedó arrodillado con solo una rodilla en el piso. -¿Rus...ia?-México dijo confundido. Por una razón su corazón aceleraba más y más.

-México, eres increíble, lindo, valiente y muchas cosas más...tú...México, ¿me harías la persona más feliz del mundo—-Rusia hizo una pausa para sacar una caja de su bolsillo—¿Te casarías conmigo?-Rusia abrió la caja.
México se quedó boquiabierto, no dijo nada por unos segundos. De sus ojos empezaron a caer gotas saladas, cuales eran lágrimas de felicidad.

-¡Si!-México dijo casi en un grito. Rusia se paró del piso e introdujo el anillo en el dedo anular de su, ahora prometido.
Los dos se dieron un amoroso beso, y desde atrás se escucharon varios aplausos, los dos voltearon y allí estaban los habitantes del reino. Unos lloraban mientras que otros enseñaban en su cara felicidad.