«Capítulo 9»

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Los siguientes días fueron muy duros para él. Decidió empezar a entrenar con Changbin para olvidar su fracasado reencuentro con Jisung y con sus padres. Ese tipo de actividades le hacían abstraerse de sus tribulaciones y acababa lo suficientemente cansado como para dormirse inmediatamente, sin tiempo para darle vueltas a las cosas.

Se levantó muy temprano, y después de desayunar, comenzó a colocarse las cintas de cuero en los nudillos. Hasta ahora, siempre había entrenado con espadas, pero Changbin prefería el combate cuerpo a cuerpo, sin armas de por medio; utilizaban esas cintas para no hacerse daño en los nudillos. Llevaban dos semanas de adiestramiento con esa técnica.

Cuando bajaba listo para luchar, Changbin ya estaba en el patio.

—Prepárate para salir. Hoy no entrenaremos aquí —le dijo, sin siquiera saludarle.

Minho solo le obedeció, confuso. Changbin esperó a que se vistiera en la puerta principal y ambos salieron juntos de la casa. Seguía a Changbin entre la gente, en silencio. Sabía que lo mejor era obedecer, pero cuando entraron al tren decidió hablar.

—¿A dónde vamos? —acabó preguntando Minho mientras miraba su alrededor con recelo.

—Nos entrenaremos en el exterior —respondió Changbin con su calma habitual. Le hizo un ademán con la mano—. Ven, vamos. Hoy será un día cansado.

Minho suspiró con resignación al oír aquello. Subieron al vagón entre un montón de gente y se sentaron uno enfrente del otro, al lado de la ventanilla. Por alguna razón, Minho se notaba nervioso, en un estado de alerta cuyo origen desconocía. Changbin iba con la cabeza apoyada en su mano y recostado en el cristal, mirando el exterior con rostro impávido.

—La primera parte del entrenamiento será aquí —informó en una parada, cuando los pasajeros subían y bajaban del tren.

No hubo necesidad de esperar mucho para averiguar a qué se refería y entender su inquietud. Conocía aquella voz demasiado bien y, desgraciadamente, se sentó donde ambos podían verse. Si miraba en esa dirección, tendría un primer plano de Jisung... y de su novio. Minho agachó la cabeza y desvió la vista hacia la ventana lo más rápido que pudo. Changbin sonrió.

—Tarde —comentó Changbin mientras seguía observando el paisaje—. Ya te ha visto.

En su interior se mezclaron la tristeza y la rabia por el encuentro planeado, pero con Changbin allí sentado enfrente de él, tomaba mucha más importancia lo segundo.

—Has hecho esto a propósito, ¿verdad?

—Yo no dejo nada al azar, novato.

El rostro de Changbin permanecía impasible. Ni siquiera había cambiado de postura, seguía mirando por la ventana. Aquello provocó aún más a Minho, que se acercó al pelinegro enojado.

—Quieres que lo olvide para siempre. Eso es lo que te propones, ¿verdad? —masculló.

—Sí.

—¿Y lo pones enfrente de mí? —maldijo no poder elevar más la voz—. ¿Crees que este es el mejor método?

—Sí —Changbin también se acercó a él, mirándole fijamente a los ojos—. Quiero que lo mires. Que lo mires y sepas que nunca será tuyo.

—Que tú hayas podido olvidar todo tu pasado no significa que los demás queramos hacerlo, Changbin.

—No soy el único que quiere —se mantuvo unos segundos en silencio—. Él también lo ha hecho.

Era la gota que hizo rebosar el vaso. Minho se levantó airado y se alejó de allí a grandes zancadas para evitar decir algo malsonante o llamar la atención de los pasajeros.

Wings Flap ➳ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora