Varios días después, Minho decidió volver a casa para ver a Changbin y comprobar si Felix seguía ahí.Abrió con sus llaves y cerró mirando su alrededor. Todo estaba mucho más ordenado que la última vez que estuvo allí, lo que solo podía indicar que Felix sí se había quedado ahí a acompañar a Changbin indirectamente al menos por un par de días.
Al asomarse a la cocina, la encontró cambiada. Por lo menos, Changbin había comido. Entró en ella e inspeccionó; no buscaba nada en concreto, tan solo miraba, como en uno de esos acertijos de descubrir las siete diferencias. Lo hizo en silencio, salvo por el ruido de los objetos que cogía y volvía a dejar inmediatamente en su sitio. Casi no quedaba comida, así que se recordó ir al supermercado después.
Aún intranquilo por el estado de Changbin y por no encontrar a Felix en ningún lado, Minho tomó la escalera en dirección a las habitaciones. Le hubiera gustado subir alguna persiana, pero prefirió dejar todo como estaba. Encontró al pelinegro tumbado en su cama, deshecha; dormía, o quizá solo estuviera con los ojos cerrados, pero no se movía. No conseguía verle muy bien el rostro, y Minho se hubiera alarmado de no ser porque notó su respiración, lenta y regular, en su pecho. Le observó durante un minuto y luego se alejó de allí, volviendo a tomar las escaleras para bajar.
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Felix regresó a la casa después de comprar algunas cosas. Se escabulló para entrar y se metió en la cocina con sigilo, encendiendo la luz. Tuvo que reprimir un grito de susto cuando se encontró a Minho de espaldas. El castaño estaba comprobando que el microondas funcionase y cuando se volvió, se encontró a Felix con el índice sobre sus labios, indicándole que no hiciera ningún ruido.
El rubio le sonrió y lo abrazó, dejando antes las grandes bolsas de compras que había hecho a un lado; era casi toda comida precocinada y no necesitaba preparación. También había comprado bebidas, una tarta e incluso algunos útiles de aseo. En ese momento, Minho notó que no tenía que preocuparse más de la cuenta por Changbin, ya que Felix lo estaba cuidando muy bien.
Se quedaron conversando en susurros. Mientras ordenaban las cosas, Felix le informó a Minho que Changbin solo había salido de su habitación para comer, y que no lo había visto aún. Charlaron un rato más hasta que Minho le comentó que era hora de volver con Jisung, y tuvieron que despedirse.
Felix estaba colocando los últimos paquetes de comida con tanta concentración, que no se percató de que alguien le observaba, y se asustó cuando descubrió a Changbin apoyado en el marco de la puerta, medio encorvado y con un aspecto lamentable. La barba había empezado a poblar su mentón y pómulos, y su cabello estaba tan largo que le tapaba los ojos por completo.
Changbin le observaba con ojos cansados, marcados por las noches en vela. Su mirada parecía perdida más que clavada en su compañero. Felix dejó el resto de productos en la mesa y agachó la cabeza, incómodo por haber invadido su intimidad y aún con la sensación del sobresalto anterior. Sabía que no debía estar ahí.
—Lo siento. Ahora mismo me voy —se disculpó, colocándose la chaqueta en los hombros con agilidad—. Ya sabes dónde estaré si... Si me necesitas.
Hubiese querido abrazarlo y decirle un montón de cosas más, pero en ese momento se olvidó de todas y tan solo pudo articular aquellas palabras triviales que de poco servían.
Felix pasó al lado del mayor aún con la cabeza gacha, cruzando la puerta de la cocina. Ya tenía la mano encima del picaporte para marcharse, cuando Changbin volvió la cabeza.
—Felix —su voz sonaba grave, muy distinta. El rubio le miró de soslayo, sin apartar la mano del picaporte—. Gracias.
El menor se limitó a asentir con la cabeza, dando a entender que estaba todo bien. Luego salió de la casa y cerró la puerta tras de sí, dejando escapar el aire que tenía retenido. Tal vez tendría que haberse quedado a hablar con él, a hacerle compañía. Después de todo, eran amigos desde hace años, y tal vez fuese eso lo que Changbin pretendía retirándose por fin de su oscuro mundo y bajando a la cocina, pero Felix fue incapaz de caer en la cuenta en ese momento. Cuando su cerebro, ya en frío y lejos de allí, empezó a darle vueltas a esa posibilidad, ya era demasiado tarde. Había cogido el metro y se dirigía a su casa.
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Wings Flap ➳ Minsung
Fanfiction"El día que soñé con volar, lo único que pretendía era huir de todo. Sumirme en la noche, como si fuera un destello más. Ahora que el sueño es realidad, no todo parece tan fácil. Unas alas me han obligado a abandonar mi antigua vida, a ser un extrañ...