«Capítulo 10»

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Changbin se marchó aquella misma noche, dejando la casa en absoluto silencio. Minho subió a la azotea para despedirse de él, tras lo cual se quedó en ella durante algunos minutos más. Observaba el cielo, la ciudad en calma tras un día ajetreado. Se tumbó en el suelo, pensando en lo ocurrido y, sobre todo, en el extraño ser que habían encontrado en la playa.

"Es lo que tú llamarías un demonio"

Las palabras de Changbin resonaron en su cabeza durante algunos segundos.

La mañana del día siguiente llegó rápida, o eso le pareció a Minho. Había dormido poco y mal, con un sueño agitado. Tenía preparado ya un muñeco para practicar hasta que viniera Changbin, pero estaba tan cansado que decidió tomarse un día libre y reanudar el entrenamiento al siguiente día. Salió de la habitación estirándose y disfrutando, por qué no, de la soledad de la casa, y empezaba a bajar por las escaleras cuando, de pronto, rompió el silencio una voz femenina muy cercana a él.

—¿Así que eras tú el famoso novato que se aloja con Changbin? Para que te acoja ese veterano, hay que tener algo especial.

Minho se había pegado a la pared de forma refleja adoptando una postura de defensa; el miedo que le había inculcado Changbin empezaba a dar sus frutos. Jisoo sonrió ante el comportamiento del castaño.

—¿Qué haces tú aquí? —preguntó, un poco más relajado.

Jisoo se recostó en la pared y miró al chico a los ojos con interés; seguía sonriendo, pero no de burla. Minho también se acomodó en la misma postura que ella.

—El veterano de mi casa se fue esta mañana y sabía que había otro novato por aquí cerca —levantó la mirada, clavándola en el techo—. Lo que no sabía es que iba a tener la suerte de encontrarte a ti.

Minho se sonrojó. No podía dejar de fijarse en los movimientos de la muchacha, elegantes y delicados. Ella, que ya se había dado cuenta de ello, se retiró un mechón de pelo de la cara y se separó un poco de él, lo que hizo que Minho tomara consciencia de su comportamiento; tenía que controlarse.

—¿Me dejas quedarme aquí hasta que todo vuelva a la normalidad? —su voz parecía la de una niña pequeña, lastimosa—. No me gusta dormir sola, y menos sabiendo del peligro que hay ahí fuera...

Casi imperceptiblemente, sus cuerpos se estaban empezando a acercar más el uno al otro. Turbado por el reflejo inconsciente que estaba sufriendo, Minho apoyó la espalda completamente en la pared, cerró los ojos durante escasos segundos y respiró hondo.

—No creo que sea muy conveniente, Jisoo —hizo un ademán con la mano para darle énfasis a sus palabras—. Changbin me dijo que...

—Los veteranos son muy serios —murmuró con voz suave y calmada—. Nosotros somos novatos, se supone que nos gusta errar... —miró a Minho de arriba abajo, esbozando de nuevo una sonrisa—. Y a veces, es divertido.

Ambos sonrieron tras aquel comentario, con miradas cómplices. Aunque a Minho le quedaban muy claras sus intenciones —eran demasiado directas como para no hacerlo—, prefirió ignorarlas; después del fracaso con Jisung, no quería comprometerse a nada más con nadie... al menos durante un tiempo.

—En la planta de arriba hay un dormitorio vacío, en la esquina de este pasillo —acabó diciendo Minho, no muy convencido de su posición—. Puedes quedarte allí si quieres.

En seguida, el castaño se separó de la pared y continuó bajando las escaleras, rompiendo la conexión que había surgido con la chica y, por tanto, el extraño efecto que le producía. Jisoo se quedó allí de pie.

Wings Flap ➳ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora