«Capítulo 24»

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Fue el miedo lo que le despertó. Estaba sofocado y no pudo evitar articular un corto grito de espanto, que despertó a Jisung. Sin decir nada miró a Minho, que se había incorporado en la cama y respiraba hondo tratando de tranquilizarse, y le acarició el brazo con ternura.

—¿Qué ocurrió? ¿Un mal sueño?

Minho lo miró. Miró su rostro, sus ojos, sus labios... y recordó todo el sueño. En ese momento, no dudaba de nada de lo que sentía.

—Una gran pesadilla —se tumbó con lentitud y clavó la mirada en el techo, cogiendo aire—. Pero tranquilo, amor, ya estoy mejor.

Faltaban algunas horas para que despuntara el día. Antes de volver a dormir, decidió bajar a por un vaso de agua. El pasillo, toda la casa en general, estaba en penumbra, salvo por la luz tenue de una habitación: el salón.

Minho se asomó, haciéndose una rápida composición de lugar. Changbin seguía allí, ahora en otro sillón, con el mismo libro, mucho más avanzado que antes. Ni siquiera miró a Minho hasta que lo tuvo enfrente.

—Changbin, esto no es bueno —señaló el libro y dejó caer el brazo—. Debes dormir y descansar un poco.

—No tengo sueño —sus dos ojos asomaban por encima del libro; el resto de la cara quedaba tapada—. Y no estoy cansado. ¿Por qué iba a parar? —dicho aquello, volvió a sumergirse en la lectura.

Minho no dijo nada. Se sentó al lado de Changbin, y se quedó allí hasta que finalmente su compañero le prestó atención. Aún no se había acostumbrado a su renovado aspecto.

—Quizá no estás cansado ahora, pero por la mañan...

—Por la mañana tampoco lo estaré —dedicó una larga mirada a Minho—. No voy a perder ocho horas durmiendo. Ya he perdido bastantes.

El carácter frío y distante había vuelto a él en su máxima potencia, y quizá eso fuera una buena señal, pero el castaño no pudo disimular su enfado, así que se marchó del salón. Se calmaría y trataría con el otro por la mañana, era lo mejor. Changbin, que le siguió con la vista, no dijo nada, volviendo a su libro.

Jisung seguía despierto, esperándole; tenía las piernas flexionadas y se las sujetaba con los brazos, con la cabeza apoyada en las rodillas. Recibió a Minho con una sonrisa, que desapareció en cuanto vio su rostro serio. Minho se adelantó a su pregunta.

—Sigue leyendo... —se metió en la cama, tumbando a Jisung encima de él—. Lleva toda la noche.

—Déjalo. ¿No pretenderás que vuelva a ser como era antes? Volverá a ser algo parecido al que era antes, pero aún no...

Sí, seguramente Jisung tenía razón.

Minho cerró los ojos e intentó volver a coger el sueño, mientras acariciaba el cabello de Jisung, relajándose. Pensó en su sueño, y no pudo evitar mirar a la ventana. Estaba vacía, y deseó que estuviera así todos los días.

Para la familia Lee, Minho ya era una visita rutinaria, pero ese día les sorprendió ver a Changbin apoyado en la pared.

—¡Changbin! ¿Cómo estás? —preguntó Felix al instante, agachando la cabeza cuando recordó la última vez que se vieron.

—Estoy mucho mejor —contestó el peliazul con voz suave, poniendo las palmas sobre los hombros del menor.

El rubio alzó la mirada y sonrió, abrazando al mayor finalmente.

—Me alegra verte y saber que estás mejor —susurró, haciéndose a un lado después—. Adelante, pasen.

Wings Flap ➳ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora