«Capítulo 19»

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Minho no podía borrar de su cabeza ninguna de las imágenes que había vivido en el sótano. Ya habían pasado tres días de la marcha de Changbin, y él estaba dispuesto a hacer lo mismo tan pronto como le quitaran los puntos y pudiera andar.

La relación con Chan y Youngjae se había enfriado y deteriorado hasta el extremo de que había estado solo todos los días. Andaba solo, dormía solo y comía solo, aunque había logrado que Jeongin fuera a curarle, después de insistirle tanto a sus superiores.

—Creo que ya puedo quitarte los puntos, Minho —el menor examinaba la herida, palpando la zona próxima a ella—. Está cerrada, pero debes curarte diariamente para que termine de cicatrizar correctamente, ¿si?

Minho asentía de forma automática, con la mirada perdida. El día anterior había metido en una mochila toda la ropa, pertenencias y utensilios de cura que necesitaba. No tenía nada más que hacer allí.

—Bien, pues vamos. Te dolerá un poco y te producirá una sensación extraña, sobre todo al principio, así que tú relájate...

Liberarse de los puntos era liberarse de estar allí, y Minho estaba deseando irse desde que ocurrió el incidente. Afortunadamente, conocía el camino y podría viajar solo. Si salía de inmediato, llegaría a la ciudad esa misma noche.

Sintió pequeñas punzadas de dolor cuando Jeongin fue tirando del hilo negro, hasta que se quedó únicamente con la rojiza cicatriz. El menor insistió en ponerle una venda y Minho aceptó; prefería asegurarse de que no volvería a sufrir por esa puñalada.

—¡Listo! —se limpió las manos y le ayudó a levantarse de la cama—. Ya sabes, una cura diaria, y no hagas mucho esfuerzo en una semana. Si sigues notando molestias, descansa, o ven a verme... ¿De acuerdo? —Minho asintió, aunque sabía que sería difícil verle, ya que su amigo ahora se la pasaba en el dormitorio de Hyunjin. Al parecer, tuvieron una fuerte conexión cuando a Hyunjin se le asignó cuidar a Jeongin en la ciudad—. Muy bien. Cuídate mucho, por favor. Debo irme.

No se quedó más tiempo; se cargó la mochila al hombro y se dirigió a un patio poco transitado para levantar el vuelo. Por desgracia, no pudo evitar cruzarse con alguien.

—¡Minho!

La voz de Chan le hizo frenar en seco. Minho se dio la vuelta para mirarle con desprecio. El mayor parecía dolido. Dio unos pasos hacia él, pero se detuvo a varios metros de distancia.

—Espero que comprendas lo que ocurrió —dijo, apenado. A él también le había afectado, pero no podía contradecir a Jaebum—. No podíamos hacer otra cosa...

—Mataron a su hermano —escupió. Recordar aquello le quebraba la voz.

—Nosotros no lo matamos.

—Cierto, fue Changbin. Ustedes le habían dado un final peor que la muerte —corrigió Minho, siguiendo su camino.

—¡Changsung mató a una persona e intentó matarte a ti, Minho! —exclamó. Las palabras de Chan pararon al castaño de nuevo; bajó el tono de voz al añadir—: No es una excusa. Lo sé.

Minho no tenía nada más que decir, y prefirió marcharse de allí, pensativo, dejando a Chan en la posición inicial, con la cabeza gacha, como quien da el pésame al familiar de un difunto.

El viaje duró más de lo esperado, pues tenía que hacer altos en el camino cada media hora más o menos, cuando sentía que la herida dolía más de lo normal. Uno de ellos fue en la cueva, la cual se había convertido en parada obligatoria. Allí se puso el atuendo negro para disimularse en la noche, tal como le había enseñado Changbin.

Wings Flap ➳ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora