«Capítulo 23»

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Aquel día decidió dormir en la casa con Changbin; Jisung se fue a dormir con Minho, y ambos hicieron compañía a su amigo, que al principio se resistió.

—No necesito que vengan —mostró la palma de su mano para que se detuvieran—. Pueden quedarse aquí. Minho y yo nos encontraremos mañana por la mañana.

—Me apetece dormir en mi cama esta noche, después de tanto tiempo —dijo Minho, cogiendo la mochila con sus cosas y se la echó al hombro, agarrando la mano de Jisung y dirigiéndose a la puerta—. ¿Vamos?

Al final, Changbin se rindió y aceptó que la pareja fuera con él. Después de todo, Minho sabía que en el fondo, Changbin deseaba que hubiera más actividad en la casa, romper con la rutina silenciosa que había llevado durante tantos días.

La casa aún conservaba la luminosidad de un día que estaba cerca de terminar, y gracias a los arreglos de Felix y Minho, había mejorado mucho. Entre Changbin y él consiguieron extender una gran lona para tapar el hueco de la claraboya.

—Esto se ve mucho mejor —Changbin sonrió tímidamente antes de echar a andar y adentrarse en el salón.

Jisung les observaba apoyado en la pared con los brazos cruzados. El pasillo exterior de la planta baja se sumía en una oscuridad tan solo exterminada por la luz artificial. Con paso lento se acercó a Minho y lo abrazó. El mayor aún miraba hacia la puerta del salón por donde había desaparecido su amigo, y Jisung le imitó.

—¿Crees que está bien? —susurró a Jisung, el cual se dio la vuelta, dándole la espalda, aunque manteniendo la mano en su cintura.

—Está como solamente se puede estar al perder al único ser querido que te queda —acarició las manos de su pareja—. Cenemos algo; luego nos reunimos con él.

La noche estaba resultando muy extraña. Jisung estaba tumbado en el sofá, a su lado, leyendo un libro que se había traído de casa. Changbin hacía lo mismo con uno de la biblioteca. Minho, en cambio, se limitaba a clavar su mirada en el fuego de la chimenea. Los ojos le escocían, pero se había sumido en un mar de pensamientos demasiado hondos y era incapaz de apartarlos de las llamas.

A su mente vinieron muchas cosas. Primero, el comienzo de su vida nueva. Luego, como si del siguiente eslabón se tratase, apareció la imagen de Jisoo. A pesar de oponer resistencia a ese pensamiento, empezó a recordar uno tras otro los momentos más importantes con ella. El instinto, sin duda, hizo de las suyas. Fue Jisung quien le sacó del ensimismamiento, haciéndole sentir molesto por lo que había estado rondando por su cabeza, y también culpable.

—¿Nos vamos a dormir? —preguntó, con la cabeza apoyada en su rodilla.

Minho asintió, levantándose cuando Jisung ya se había incorporado. Changbin levantó la vista del libro, dedicándoles un buenas noches y volviendo a la lectura. Ellos se despidieron también; sabían que ahondar en el tema no le convenía en ese momento. Cerraron la puerta de su habitación y se tumbaron, apenas con sueño pese al fatigoso día. Minho miraba al techo, pensativo.

—Será mejor que intentemos descansar un poco —dijo Jisung, acercándose a su novio para besarlo. Tras el beso, le miró preocupado—. Trata de dejar de darle vueltas. No vas a conseguir nada con ello...

—Tienes razón —suspiró, pasando el brazo por debajo de la almohada. Lo miró a los ojos—. Te amo.

Jisung sonrió, respondiéndole con una mirada que se lo dijo todo. Luego, cerró los ojos y se durmió sobre su pecho, con una sonrisa en los labios.

Era demasiado temprano; ni siquiera era de día. Con los ojos entrecerrados y somnolientos miró a su alrededor, buscando la causa de su despertar... Y lo localizó, aunque para él no era lo esperado.

Wings Flap ➳ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora