«Capítulo 34»

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Estuvo totalmente ido, como un autómata, durante los dos días que pasó en cama recuperándose. Felix también había resultado herido, con pequeños cortes o arañazos en las extremidades, no tan graves como los de Minho.

Era el rubio quien le curaba y le sedaba para que no sufriera más de la cuenta, dejándole solo y pensativo en la habitación la mayor parte del día.

Se sentía un muerto en vida. Allí tumbado, con la mirada clavada en el techo de su dormitorio un minuto tras otro, respirando con dificultad y doliéndole cada vez que lo hacía. Había perdido a Jisung y a Changbin, sus pilares para querer seguir en este mundo. Siempre había creído que no tenía nada que perder, y sin embargo había descubierto que sí, que aún le quedaban cosas... cosas que ya le habían arrebatado.

Felix empezó a pasar aún más rato con Minho a partir del tercer día; intentaba animarle a andar y le levantaba de la cama para poder cambiar las sábanas ensangrentadas, o para que Minho se diese un baño. Estaban juntos casi toda la mañana y tarde, pero por la noche Felix se aislaba en su habitación y se partía a llorar por Changbin. También hablaban de cosas triviales que siempre acababan desembocando en importantes, como por qué salió mal la entrada en el polígono.

—Jinhyun no estaba ahí dentro —Felix curaba la herida de su pantorrilla, aún en carne viva. Era la que más le dolía después de la del pecho—. Era una emboscada.

—Como me dijiste, allí solo había cinco bestias, quizá algún alado los guiaba desde la retaguardia... Seguramente Baekjun, antes de que confesara por dolor, decidió mentir para que le dejásemos en paz —añadió el señor Lee, que había llegado hace unos días y ya estaba al tanto de todo lo que había ocurrido—. Fue un maldito hasta después de muerto.

Realmente ya daba igual las razones por las que habían fracasado. Changbin estaba muerto, y aquel pronóstico, tan conocido y repetido entre la gente de su alrededor, se había cumplido. No sabían si avisar a Chan de lo ocurrido, o hacer un segundo intento con respecto al Clan de las Alas... Solo tenían una cosa clara, que ninguno se atrevía a admitir.

—Tenemos que irnos —acabó reconociendo el señor Lee, desolado—. Tenemos que abandonar esta ciudad... Hablaré con Jaebum. Quizá conozca otro refugio donde hayan seres como nosotros y podamos empezar otra vida. Al menos para ustedes, que tienen tanto por recorrer aún.

La expresión «empezar otra vida» era la que mejor describía lo que pasaría si lo hicieran, a Minho ya nada le ataba a esa ciudad, pues lo había perdido todo; y la familia Lee tampoco ganaba nada quedándose, porque quizá el Clan los localizaba y conseguían matarlos o peor aún, esclavizarlos. Por eso les costó tanto decidirse, y eso que no tenían muchas esperanzas de que fuese a salir bien, pero a la semana del trágico suceso resolvieron que, en dos días, se marcharían de allí. A otro lugar. Lejos. Dejando atrás todo lo que había pasado. Y todo lo que habían perdido.

Minho salió de la cama ayudándose con la muleta. Le temblaba el brazo y su físico era lamentable. Tenía vendajes repartidos por todo el cuerpo, y las partes que estaban sin cubrir mostraban rozaduras. Felix se encontraba en el salón con su padre, quien removía sin ganas su taza de café. Se saludaron todos con la mirada y Minho se sentó al lado de Felix, compartiendo el entretenimiento del desayuno.

—Yo ya he hecho la maleta —informó Felix de forma apenas audible.

—Bien, hijo —sonrió levemente el hombre y luego, se giró hacia Minho—. Cuando quieran, nos vamos al refugio y...

—De acuerdo —Minho contestó. Prefería no hablar del tema. Todavía no había conseguido quitarse de la cabeza a Jisung y a Changbin. Uno estaba a punto de desaparecer por completo. Y el otro estaba muerto—. Tengo que ir a la casa a recoger algunas cosas aún...

Wings Flap ➳ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora