«Capítulo 33»

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Ya era de día. Changbin le había propuesto quedarse a dormir con él, pero Minho se negó rotundamente. Necesitaba soledad, necesitaba una noche para pensar antes de lo que podía ser su final.

Salió de casa, cegándose con el sol, pues llevar ocho días esquivándolo le pasó factura. Se le hacía raro volver a pisar la calle, y evitaba tener contacto visual con la gente que pasaba a su lado. Llegó a su destino evitando pensar en lo que se disponía a hacer, de nuevo vería a Jisung, y tenía claro que él no iba a cambiar de idea. Y que no iba para hacerlo entrar en razón, ni para que escuchara las explicaciones que tuviera que darle, ni nada de eso. Iba a despedirse. Solo a despedirse.

Su calle estaba desierta, como siempre. Se acercó a su fachada sin poder evitar que su corazón y su respiración se azorasen. Miró a la ventana y sintió una punzada de dolor en el pecho. Negó con la cabeza, deseando que lo que había visto no hubiera ocurrido aún.

Llamó al cristal, sin ninguna esperanza de que Jisung abriera. Para su sorpresa, sí lo hizo, aunque por la cara que puso parecía estar esperando a otra persona. Su aspecto aún continuaba reflejando que estaba enfermo, y no faltó un gesto de reproche al verle. Pese a la reacción del menor, Minho no pudo evitar respirar aliviado.

—Solo pido que me escuches una vez más —Minho se apresuró en decirlo para evitar que el menor cerrara la puerta. No necesitó armarse de valor porque ya no tenía nada a lo que aferrarse. No tenía nada que perder. No iba a jugarse nada. Agachó la cabeza—. He visto el cartel en la ventana... ¿Te vas a vivir a otro sitio?

—Me voy a Malasia —su voz no invitaba a continuar la conversación. Se había apoyado en el umbral de la puerta, más fuera que dentro, con los brazos cruzados. Miraba a Minho con severidad—. ¿A qué vienes?

—A ofrecerte mis disculpas, las aceptes o no —dijo Minho, mirando a Jisung a los ojos. Aquellos ojos le enamoraban, y no había barrera que más odiase que la invisible que se erigía entre ellos—. Y a despedirme. Cuando venía hacia acá no sabía si iba a ser un adiós para siempre, pero tú sí que lo vas a hacer así.

A Jisung le sorprendieron las palabras de Minho. Él solía luchar por lo que quería, enfrentarse a los problemas... pero era evidente que estaba derrotado. Tocado y hundido.

Minho acarició su cabello, pensando que en cuanto se mudara, ya no volvería a saber de él nunca más.

—Por eso creo que esta será la última vez que nos veamos. Y me gustaría que supieras que no pasó nada ese día. Que todo era un plan para descubrir si ella pertenecía al Clan de las Alas. Tan solo quería que lo supieras. Puedes hacer lo que quieras con esta información.

—No te creo, Minho —Jisung fue rotundo.

Iba a continuar hablando, pero Minho lo paró con un gesto de mano.

—Por favor... no quiero que digas más —contestó. Estaba tan cansado... No quería luchar, solo huir—. Si vas a decir algo que pueda dañar aún más nuestra relación, no lo digas. Me imagino todo lo que piensas de mí. Todo. Y no quiero que mi último recuerdo tuyo sea diciéndome lo malo y terrible que ha sido estar conmigo... porque lo sé —mostró una sonrisa triste en su rostro, tan triste que se esfumó un instante después—. He estado diez días viviendo conmigo mismo y no sé cómo he sido capaz de soportarme.

Minho se separó un poco de Jisung para mirarlo detenidamente, y se dio cuenta de que, pese a todo lo que había ocurrido, seguía llevando su colgante. No sabía qué podía significar aquello, pero ya no tenía importancia, Jisung seguía queriéndole lejos de él.

—Gracias —acabó diciendo el mayor, conteniendo el llanto. Aunque se esforzaba en mantener la compostura, seguía mostrándose débil y acabado—. Gracias por hacerme la persona más feliz estos meses. Siento si esto te suena irónico o algo así... pero no podía irme sin decírtelo.

Wings Flap ➳ MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora