Capitulo 7

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POV Aleksey
No había dejado de pensar en ella en toda la noche, lo cual era extraño ya que la había conocido hace casi nada y habíamos hablado muy poco. Pero la imagen de su rostro y su cuerpo había quedado grabada en mi cerebro a fuego.
Aún estaba sorprendido por el abrazo que me dio, no he conocido a una mujer tan poco tímida en toda mi vida. Sonreí como idiota, como si conociera a muchas mujeres.
La verdad era que no me atraía casi nadie del poblado, había tenido sólo dos novias en mis veinticinco años y estaba muy conforme con ello. Entendía muy poco a las mujeres y gracias a mi educación, las respetaba de tal forma que no se acercaban a mi más que como amigas.
El sol estaba por salir, aunque aún era de noche y el reloj de mi mesa de luz marcaba más cinco y treinta de la mañana. Era hora de levantarse a trabajar, las vacas no se ordeñarían solas y las ovejas no se cambiarían de lugar para pastar sin mi.
Sentí el ruido de el sartén golpear, de seguro sin querer, la mesada de la cocina y supe que mi madre ya se había levantado.
Luego de levantarme y estirar mis músculos, fui al baño a higienizarme y caminé hacia la cocina luego de vestirme.
-Buen día mamá.- bese una de sus mejillas.
-Buen día hijo.- estaba concentrada en preparar el café de cada día.- he notado que tienes un vendaje en el brazo ¿que ha sucedido?- no me sorprendía ni me molestaba para nada que mi madre fuese tan observadora conmigo, estaba acostumbrado. Me senté frente a la mesa y abrí el libro que estaba leyendo estos días atrás.
-Me ha lastimado una rama de un árbol que estaba cortando.- me limite a decir mientras buscaba en donde había dejado marcada la hoja en la que había quedado.
-¿Trabajo?- pregunto dejando un plato de huevos revueltos frente a mi.
-No, le he hecho un favor a Viveka, ya no puede con su motosierra.
-Oh, envíale saludos en cuanto la veas de nuevo.- asentí con la cabeza y si por terminada la conversación. Comencé a leer desde el punto en donde me había quedado mientras comía mis huevos. Mamá puso dos tazas de café sobre la mesa y ambos desayunamos en silencio. Nos tomábamos los ratos libres para leer diversas cosas, yo tenía una gran colección de libros de todo tipo y ella tenía lo mismo pero de revistas de crochet.
Al terminar junte mis cosas sucias junto con las de ella y las lave.
-Iré a ordeñar.- avise y luego de eso salí de la casa. El aire fresco de la mañana inundó mis fosas nasales, respiré profundo y me dispuse a ir a trabajar, no sin antes ensillar mi caballo que estaba preparado para hacerme compañía como todos los días.
Las vacas estuvieron muy dóciles esta mañana lo que facilitaba en gran parte mi tarea y a diferencia de ellas, las ovejas estaban particularmente rebeldes hoy, la idea de adoptar un cachorro que me ayude a dirigirlas cruzo por mi cabeza como lo hacía siempre. Lo qué pasa es que era sumamente difícil encontrar a un animal que no las mordiera y lastimara, había hecho muchos intentos anteriormente y en todos había fallado.
Al terminar con todo ya eran como las nueve de la mañana y le había dicho a Viveka y Leyna que iría temprano a por los troncos así que me dispuse a ir hacia su casa.
Esta vez utilice el coche que teníamos, me ayudaría a arrastrar los troncos y aparte, sería más cómodo para Leyna cuando fuéramos al destacamento.
-¿Vendrás a almorzar?- pregunto mi madre en cuanto salí del baño ya duchado.
-No creo, estaré en la estación hoy, tal vez necesiten algún que otro trabajo.
-Okey, nos vemos más tarde entonces.- dijo ella saliendo de la casa, de seguro se iba al cuidado de sus árboles frutales.
Mi madre casi nunca salía de la casa y si lo hacía era por alguna excepción. Siempre se quedaba para recibir a los repartidores de las diferentes tiendas que venían a buscar los productos. Ella se sentía a gusto estando en la casa y yo no tenía problema con eso, nunca fue muy sociable.
Al llegar a la casa de Viveka, como siempre, sus perros me recibieron contentos. Ambas mujeres se encontraban desayunando afuera y al verme sonrieron cómplices, como si ya hubiesen estado hablando de mi en algún momento.
-Buen día.- dije bajando del coche. Las dos saludaron educadamente.
-¿Quieres comer algo?- pregunto Leyna, la observe, estaba especialmente bella hoy.
-No gracias, ya he desayunado en casa.- respondí mientras sacaba unas cuerdas de la cajuela. Ellas siguieron conversando mientras yo iba a trabajar con los troncos, era algo fácil comparado con lo de ayer.

-He terminado ya..-dije limpiando algo de sudor de mi frente. El sol ya picaba y estaba pensando seriamente en darme otro baño.
-¿Deseas un poco de agua? Hace calor.- dijo Leyna, la mujer mayor ya no estaba con ella.
-Esta bien..-hable sediento. Entro a la casa y cuando salió lo hizo con un vaso y una jarra de agua, me sirvió y me alcanzó el objeto lleno. Lo tome con una de mis manos no sin antes rozar mis dedos con los de ella, me gustaba hacerlo y no le encontraba una explicación. Sonrió y me mostró cada uno de sus brillantes dientes blancos. Trate de concentrarme en tomar el agua y no parecer un idiota al mirarla así.
-He preparado cuatro tartas para que lleves a la estación de bomberos.- dijo Viveka saliendo de la casa con una gran canasta de paja. Abrí mis ojos sorprendido.- es una para cada uno, Leyna sabe cuales son los gustos de cada una, los he hecho tal y como les gusta a ustedes.
-Vaya, gracias señora, no era necesario tal molestia.- pronuncie ya con el vaso vacío en una de mis manos.
-¿más?- ofreció la joven chica delante de mi. Negué.
-¿donde puedo lavar el vaso?- pregunte. Ambas me observaron simpáticas.
-Déjalo que lo lavó yo, váyanse ya y déjenme tranquila.- Viveka hablo divertida. Se ve que Leyna ya le había contado sobre unirse a los bomberos y creo que no había tenido problemas con su decisión.
-¿Vamos?- le pregunte. Ella corrió hacia el porche en donde estaban las sillas con la mesa y el resto de desayuno que habían hecho y tomó una cartera, supongo que la suya. Me quede como idiota observando como su vestido floreado se contorneaba sin cesar con cada uno de sus movimientos. Vaya que me traía mal esa chica. Cuando volvió y sin preguntar, se subió a mi coche sonriente. Salude a la mujer mayor que nos observaba divertida y luego de eso subí al coche. Sería una mañana larga para mi, ya lo estaba suponiendo. 

ALEKSEY - Terminada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora