Capitulo 3

5K 331 5
                                    

POV Leyna
-La lista de personas despedidas será colgada en el pasillo superior B, en la cartelera de comunicados.- dijo el secretario del director del hospital.
-¿A qué hora?- pregunto una de mis compañeras en estado de pánico.
-En media hora aproximadamente.- termino del decir el hombre. Todas nos volteamos enseguida que se fue, algunas, totalmente desoladas, se marcharon para seguir con su trabajo. Otras, como yo, nos dirigimos a la cafetería para al menos pasar un tiempo juntas mientras esperábamos.
De nada habían servido las manifestaciones con el sindicato, harían recorte de personal igualmente. Sabíamos que al menos veinte personas serían despedidas este día y rogábamos por que no fuéramos nosotros.
-Ty, pediré un capuchino ¿quieres algo?- hablo una de mis compañeras, el chico que estaba a mi lado nego con la cabeza.- ¿y tu Leyna?
-No, gracias.- la verdad era que no tenía ni un dólar en mi billetera. Había gastado el último en el almuerzo. Acaricié la espalda de Ty suavemente.- todo saldrá bien, ya verás.- le dije  tranquila. El suspiro, estaba nervioso.
-Tengo una hija que mantener, si me despiden no sé qué haré.- dijo poniendo las manos sobre su rostro.
-No serás despedido, eres muy buen enfermero, hace años trabajas aquí. Estoy segura de que no te despedirán.- dije firme y sin dejar de acariciar su espalda. Ty había sido uno de los que me ayudó todo este tiempo dentro del hospital, me ha dado la bienvenida junto con Erika y me han guiado en todo.

Hacia tres años que trabajaba aquí, todos mis amigos formaban parte de este hospital. Mis compañeras de apartamento también trabajaban aquí, si yo no estaba en este lugar, estaba con ellos igualmente, pero nunca me desligaba del hospital completamente.
Me había costado mucho conseguir este trabajo y ahora que estaba en esta situación me encontraba demasiado nerviosa.
Tratamos de conversar de cosas que no tenían que ver con los despidos. Estábamos lo suficientemente mal como para empeorar las cosas.
-¡La lista ya está! Han puesto la foto en nuestro grupo de WhatsApp- dijo rápidamente Erika. Todos observaron sus celulares automáticamente. Algunos comenzaban a llorar y otros festejaban eufóricamente.
-Fíjate por mi, no quiero ver.- me hablo Ty totalmente amargado. Trague saliva y abrí la foto que había en mi móvil.
Busque su apellido y luego de varios minutos leyendo y releyendo, no lo encontré. Lo qué si encontré fue el mío y me impactó de tal manera que había perdido el habla.
-¿Me han despedido? Joder, me han despedido...-hablo resignado mi compañero.
-No te han despedido...-dije casi sin voz. Él me observo incrédulo.- que no te han despedido Ty, sigues trabajando en el hospital.- aclaré una poco más fuerte. Él dejó escapar una pequeña sonrisa de alivio.
-¿Y a ti como te ha ido?- pregunto.
-Estoy fuera, me han despedido.- hable con un nudo en la garganta. Las lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento así que me concentre en no llorar. Pero era tan difícil, me había costado tanto encontrar este trabajo y aunque no me haya estabilizado económicamente, me gustaba el lugar y lo que aprendía aquí. 
-Encontrarás algo pronto, eres una chica muy inteligente Leyna.- me observo triste- ven aquí, dame un abrazo.- se acercó a mi y me cubrió con sus brazos.  Deje que me contuviera mientras mis lágrimas caían sin parar.

Un mes había pasado y aún no podía acostumbrarme a mantenerme quieta. Me aburría demasiado, entregue curriculum por todos lados pero nadie me llamaba. La situación era desesperante. Apenas cobre mi despido pague un mes de alquiler para asegurar mi estadía allí pero ahora el siguiente mes venía sobre mi y no me daba el dinero para pagar todo lo que debía.
La idea de irme de allí era algo que podía pensar muy poco ya que enseguida me ponía a llorar.
Contaba el dinero en mi billetera una y otra vez, no alcanzaba para nada y eso me amargaba aún más.
-Tengo que irme...-dije llorando. Ángela me observo con tristeza.
-Joder Leyna... si tan solo pudiera pagar tu parte del alquiler, lo haría. Pero mi sueldo como moza no alcanza para absolutamente nada.- era la única compañera que no trabajaba en el hospital, ella acarició mi cabello.
-No te preocupes, a nadie le está dando el dinero últimamente.- limpie las lágrimas depositadas en mi rostro y suspire.
-¿No puedes conseguir con alguien prestado hasta que logres conseguir un trabajo?- pregunto, sonreí sin ganas. Le había pedido a varias personas conocidas, familia y amigos. Pero nadie tenía ni un dólar partido a la mitad para darme.
-No hay nadie... no he conseguido nada de dinero.- ella suspiro para tratar de consolarse.
-¿Que harás? ¿A donde iras?- cuestionó. La verdad era que no tenía idea. Mi madre vivía en Canadá, a penas le daba el dinero para mantener a mis dos hermanos y no tenía ni un remoto espacio en su pequeña casa. Mi padre, mi padre no existe y nunca lo hizo, solo entregó su esperma y no se hizo cargo de la situación.
Los amigos ya tenían familia y las habitaciones justas, los que no, vivían en pequeños cuartos universitarios en donde lamentablemente solo cabían ellos.
-No se a donde iré todavía, tengo unos días para pensármelo.- dije cerrando mi billetera.
-Iré a hacerte un té, vuelvo enseguida.- respondió ella levantándose de su lugar.
Observe la billetera una y otra vez, aunque sabía de cuánto dinero disponía lo conté nuevamente con la esperanza de que aumentara la cifra, cosa que claramente no sucedió.
Encendí mi computadora y comencé a buscar trabajo en distintos anuncios pero nada se adaptaba a lo que yo sabía hacer o a mi profesión. Ángela volvió de la cocina con su móvil en una mano y la taza de té en la otra.
-Escucha, he hablado con mi tía Viveka, ella vive sola y estaba segura de que necesitaba a alguien que la acompañara. Es algo mayor así que si o si necesitará a alguien, he hablado con mi madre también y ha estado de acuerdo, no le agrada la idea de que trabaje con tal edad. Aparte ha tenido un accidente hace unos días y no quiere que siga sola.- la observe curiosa- ¿quieres irte a vivir con ella? Es un trabajo, ella necesita de compañía y de alguien que sepa de cuidados especiales. Y tú sabes de eso, eres enfermera, estás entrenada para todo.- sonreí, si está información era verdadera entonces había tenido mucha suerte.
-Dile que si, que iré en cuanto pueda mudarme. - hablé contenta.
-Escucha, ella no vive aquí en Estados Unidos..-fruncí mi ceño más no hable.- ella vive en Alemania...
-Joder...- dije sin filtro. Pensé durante unos minutos, ¿estaba dispuesta a esto? Era eso o dormir en la calle...- dile que si, afortunadamente me da el dinero para un pasaje de avión.- me había decidido, dejaría todo atrás y empezaría de nuevo, no porque quisiera sino porque la vida misma me estaba obligando a hacerlo. Mi compañera sonrió y siguió adelante con el trámite que se había montado.

ALEKSEY - Terminada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora